Esta descripción parte de la colisión entra estas dos imágenes de niños durmientes. A la izquierda 'Watchers in the Night' de Thomas Blackshear (¿2000? ¿2001?) traiciona la intención del pintor de confiar en la fe y transmite un creciente sensación de desasosiego. A la derecha '1986-1993' de Vincent Hui (2007) rebasa pronto la primera impresión de que sólo se trata de una pesadilla infantil.
"Vamos a la cama, que hay que descansar..." rezaba una cancioncilla de la televisión de nuestra infancia. Pero en la noche nuestra mente no descansa: urde vanas cosmogonías, representa desatinados teatros, agrupa desatinadas galerías de imágenes... Podemos acabar por no creer en nada, pero no podremos dejar de asistir a esa proyección en sesión continúa. Y no hace falta refugiarse entre las sábanas. A veces el sopor del mediodía nos hace cerrar los párpados para erigir vastos espejismos. Con razón los hebreos adjudicaban al Diablo del Mediodía esa vertiginosa consistencia del sueño que antecede o sigue al almuerzo.
De las tinieblas que alimenta el sueño tal vez la más atroz sea la del sopor como imagen de la muerte, símil en verdad antiguo. Calderón de la Barca lo expresa así "En brazos del sueño / vivo cadáver soy, porque él es dueño / de mi vida; de suerte / que vi un pálido amago de la muerte." y más adelante señala "el nocturno silencio / construía a los mortales / breves sepulcros de sueño".
¿Y si muriéramos para soñar toda la eternidad? (Eso sería el infierno) ¿Y si en vez de soñar un improvisado telar de símbolos pudiéramos divisar lo Real tal cuál es? ¿Qué falta han cometido los animales que también tienen el descanso envenenado de sueños? ¿Y sí, como señalan algunos etólogos, las bestias fueran incapaces de distinguir la vigilia de la ensoñación?
Los antiguos señalaban que los atlantes tenían el don de no soñar; el ocio del sueño no les era tan vario, pero sí más quieto. A los demás, y como defensa contra este asalto de imágenes, no nos queda más consuelo que un improbable buen obrar. Calderón hace decir a Segismundo aquello de "aun en sueños no se pierde el hacer bien", Don Julián Besteiro añadiría a este aserto "y en las pesadillas también"
1 comentario:
Es un tema muy interesante, el del sueño. Una gran incógnita que rodea al ser humano.
Si nos acogemos a la mitología, Hypnos es hermano de Thanatos, la muerte. Vive en una oscura cueva debajo de la cual fluye el Leteo, el río del olvido, que también está relacionado con la muerte. Sueño y muerte reunidos por el olvido, por privación de la consciencia, y sus multiples y terribles atributos. Implacablemente, el ser humano sucumbe ante ambos.
Junto a su profunda cueva crecen esplendorosas amapolas bajo un sol que nunca penetra en el profundo antro del dios.
Es curioso cómo la mitología se hace eco de la multitud de sueños posibles en el hombre: Hypnos es padre de más de mil hijos. A uno de ellos, Morfeo, al que aludimos en la expresión "caer en brazos de Morfeo", le corresponde la custodia de los sueños humanos.
La Antigüedad ha manifestado su preocupación por los sueños de variadas formas, una de ellas, y muy interesante, era la llamada "Oniromancia" (la adivinación a través de los sueños). Te aconsejo la entretenida lectura del libro de Artemidoro La interpretación de los sueños). Ya comentaré alguna de sus exhaustivas y curiosas explicaciones.
Publicar un comentario