jueves, 26 de febrero de 2009


El martes 3 de marzo visitará nuestra biblioteca el escritor Manuel Moya y se encontrará con los alumnos participantes en el certamen de lectura "El placer de leer". También asistirán los Ayudantes de Biblioteca, entusiasmados por la presencia de los Piratas de Alejandría que tan buen sabor dejaron en la anterior visita. Contaremos con la presencia de Carmen, Delegada de Juventud del Ayuntamiento de Écija y con Silvia (que esperamos que esté repuesta de esa desafortunada caída).

Las alumnas de 1º Bach. tienen preparada la recitación de dos poemas del escritor a la manera coral. Como última incorporación a este numeroso grupo, tendremos a Carmen Cecilia, directiva de la Asociación de Mujeres "Hierbabuena", que conoce de primera mano los campos de refugiados de Dakhla, en el Sahara, donde se localizan los paisajes y personajes de los poemas de Manuel Moya.

Hoy hemos navegado por la Web de El placer de leer, y el martes entregaremos las claves de acceso a todos los participantes. ¡Ánimo, a leer y a escribir!

domingo, 22 de febrero de 2009

A. Machado en la memoria



Hoy hace setenta años que murió Antonio Machado en Collioure.


El día 22 de enero de 1939 marchaba con su familia y junto con otros intelectuales en dirección a la frontera de Francia, adonde llegan tras duras penalidades el día 27. La frontera es un éxodo. Antonio Machado, enfermo, tiene 64 años, su madre, Ana Ruiz que le acompaña, 88. El paso de la frontera es a pie y bajo la lluvia, junto a una multitud de gente. Hasta el 10 de febrero pasaron a Francia en torno a las 400.000 personas, entre ellas estaba también mi abuelo.


El día 29 de enero, Machado, su madre y su hermano José llegan a Collioure. En febrero, Machado cae enfermo, agravándose el día 18. El día 22 de este mes muere. Tres días después moría también su madre. Ambos fueron enterrados en el cementerio del pueblecito francés de Collioure.


Como recuerdo, el blog deja aquí un poema del poeta dedicado a la primavera y su última fotografía.




El limonero lánguido suspende


una pálida rama polvorienta


sobre el encanto de la fuente limpia,


y allá en el fondo sueñan


los frutos de oro...


Es una tarde clara,


casi de primavera;


tibia tarde de marzo,


que al hálito de abril cercano lleva;


y estoy solo, en el patio silencioso,


buscando una ilusión cándida y vieja:


alguna sombra sobre el blanco muro,


algún recuerdo, en el pretil de piedra


de la fuente dormido, o, en el aire,


algún vagar de túnica ligera.


En el ambiente de la tarde flota


ese aroma de ausencia


que dice al alma luminosa: nunca,


y al corazón: espera.


Ese aroma que evoca los fantasmas


de las fragancias vírgenes y muertas.


Sí, te recuerdo, tarde alegre y clara,


casi de primavera,


tarde sin flores, cuando me traías


el buen perfume de la hierbabuena,


y de la buena albahaca,


que tenía mi madre en sus macetas.


Que tú me viste hundir mis manos puras


en el agua serena,


para alcanzar los frutos encantados


que hoy en el fondo de la fuente sueñan...


Sí, te conozco, tarde alegre y clara,


casi de primavera.

viernes, 20 de febrero de 2009

Dos filósofos, dos polos




El martes el filósofo Gustavo Bueno ofreció una magnífica conferencia en Sevilla de más de dos horas, y supo a poco, tanta sabiduría salía de su voz ahogada por la pasión de sus palabras y sus muchos años llenos de erudición. El jueves José Antonio Marina ofreció su presencia en La Casa del libro también en Sevilla. Sería muy largo resumir ahora ambas conferencias -pero lo haré más adelante, según he prometido a mis alumnas-, sólo doy unas pinceladas: La enorme erudición de Gustavo Bueno, esa sinfonía de palabras que recorrieron el análisis filológico, filosófico, histórico y político, era estimulante; sin embargo, Marina con un lenguaje que pretendía ser cercano, sin citas apenas, me resultó confuso, contradictorio a veces, sobre todo cuando mezclaba una filosofía de lo cotidiano con elementos de otros ámbitos, y criticaba a los griegos, y no consideraba imprescindible a Platón en el bachillerato, pero luego hablaba de bondad y justicia. No sé. Gustavo Bueno citaba a Aristóteles, Panecio, estoicos......Es el filósofo molesto, como Sócrates...


Dos filósofos, dos distintas expresiones y maneras de encarar la filosofía. La filosofía molesta del crítico, la filosofía al servicio de una sociedad necesitada de lemas y simplificación. Y mis alumnos ya saben lo que opino sobre las simplificaciones.

Los años y las gracias


Hoy ellas han alegrado la mañana especialmente, y su aliento ha llenado de color el departamento en el que, día tras día, ponen voz al griego Jenofonte o al recio Julio César. Me importan más que las cosas que veo, esas que, invisibles, nos hablan de afecto y respeto: Un olor a incienso entre las mesas cotidianas y los diccionarios, ese aire encerrado en los globos de cumpleaños infantiles que hoy me han dado Esther, Guadalupe y Miriam.

Gracias, 2º de Humanidades por la celebración de mi cumpleaños. Este día 19 tiene la firma de vuestra paciencia cuando una palabra en otra lengua me lleva a divagar largamente sobre el mundo y la vida.

La fotografía del agua de un río que hice una vez en la penumbra de una ribera, confundiendo la realidad con el espejo, es para vosotras.

lunes, 16 de febrero de 2009

Lecturas y palabras


El martes día 17 de febrero a las 12 h. en la Biblioteca del Instituto habrá una una sesión de cuentacuentos y animación lectora para los alumnos inscritos en el Certamen "El placer de leer". Los ayudantes de Biblioteca también podrán participar en este encuentro con una especialista en literatura juvenil.

Allí os esperamos.

jueves, 5 de febrero de 2009

El rey del submundo


A 2º B

A Quino



Otra marabunta de turistas pisotea su sombra, y casi diría su alma. Para ellos no es más que parte del escenario por el que se mueven. Quizá si se hubiese disfrazado como el de allí enfrente o tuviera unos pechos antigravitatorios como la chica de la esquina se percataran de su existencia. Pero en esta selva urbana incluso un escaparate llama más la atención que una persona. Cuenta una y otra vez con sus dedos llenos de mugre las escasas monedas que apenas alcanzan a cubrir el fondo de la gorra; unos dedos amnésicos, que ya no son capaces de componer ni una leve caricia. Mientras tanto, su cabeza hace eclipse con el mediodía. Y cuando el cielo barcelonés se empieza a nublar y caen los primero goterones, alza el rostro para que se diluyan con los que ruedan mejillas abajo, y hasta el suelo –plof-. Parapeta su cuerpo menudo bajo unas revistas en las que él era portada, un artista, el rey de su mundo. Y ahora, el rey del submundo

martes, 3 de febrero de 2009

Nacido el 30 de enero


El poeta leonés Antonio Colinas nació un 30 de enero de 1946. La lectura de sus poemas, claros y de mesurada emoción, nos deleita en medio de una realidad, a menudo, oscura y confusa.

Con cierto retraso, lo traemos a nuestro blog de la biblioteca. Con este poema de su magnífico libro Tiempo y abismo, queremos felicitar a un compañero nacido un 30 de enero, bastante más joven que el poeta, pero que estamos seguros que sentirá revivir algún recuerdo con estos versos.

La casa de los veranos de oro

Debo escribirte para no perderte,

pequeña casa de la infancia de los veranos de oro,

en la que lo más negro de ti siempre será

para mí lo más blanco:

el muro del corral de piedras negras,

el suelo de éste, con el manto oscuro,

crujiente de las hojas de la encina

y el horno con cenizas o con fuego,

pero siempre al amparo del hollín de su cúpula.

O aquel otro negror de la amplia campana,

o de la chimenea, por donde ascendían

el humo y el calor de nuestra sangre.

Te imagino negra, negra como las losas

que arrastraron nuestros antepasados,

desde las ruinas de los castros celtas,

para fundir el lar

donde se adormecían las llamas de las jaras.

(.....)

Pequeña casa de la infancia pura,

refugio de los veranos de oro,

hoy eres negra y mansa en mi memoria,

negra y hermosa como el firmamento,

pues en ti parecía estallar

la luz de cada estrella.

Eras negra y profunda como tiempo sin fin
y, sin embargo, como la noche,

también eras finita, presagiabas el alba,

la luz primera, pálida y suave

que siempre hubo y que habrá en mí

mientras aún tiemble

cual pabilo de vela

mi vida.