miércoles, 18 de junio de 2008

DOCTUS LITTERARUM


De la Revista electrónica Foro de Educación, este fragmento de un artículo de José luis Hernández Huerta describe perfectamente lo que pensamos respecto al tratamiento de las Humanidades en la Enseñanza.


“Algunas de las disciplinas fundamentales han sido relegadas a un segundo plano, y las que aún disfrutan de tal status se han visto reducidas considerablemente, en beneficio de materias de escaso o nulo valor formativo real y de menor trascendencia. Las Humanidades han sido las más afectadas en las nuevas rebajas académicas, a pesar de su relevancia en el porvenir. Quizás la razón para cometer tal imprudencia haya sido que éstas carecen de visible aplicación práctica, que sólo responden a los intereses de una minoría. Nada más alejado de la realidad. Las Humanidades son la quintaesencia del Hombre, lo genuinamente humano, sin las cuales cualquier técnica o avance científico o tecnológico pierde su razón de ser, pues los medios se convierten en fines y éstos en nada; son las herramientas que los individuos requieren para generar pensamiento, para explorar los confines de la libertad, descubrir los límites efectivos de ésta y hacer un uso responsable de la misma; son el abono indispensable para que brote la tan ansiada creatividad y regrese la extrañada genialidad; son la lente de aumento necesaria para mantener una actitud crítica ante la realidad –discernir la verdad de la mentira– y valorar las cosas en su justa medida –estimar la bondad o maldad de algo–; son, en definitiva, el trampolín que permite a los individuos atreverse a utilizar su propia inteligencia.
Pero el mayor valor de la Humanidades reside en que son las únicas que posibilitan que el individuo tome conciencia de dónde viene, entienda el presente, se proyecte hacia el futuro y se atreva con éste. Y erradicarlas de los planes de estudio significa ceder ante la comodidad proporcionada por el suicidio asistido.

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