jueves, 26 de junio de 2008

El Hymno a Memnón


Ha pasado un año hasta reecontrarnos con este don del pleno día en la madrugada. Importa menos madrugar si uno se levanta al unísono con el Sol. Verdad es que le hemos acompañado primero en sus desfallecimientos otoñales hasta entrar en la era de las tinieblas. Luego hemos asistido a su pausada recuperación truncada por el cambio de hora, pero al final ha llegado junio y nada parece interponerse al Titán en una jornada que no parece tener ya ni principio ni fin.

Aparte de la imagen (que es de un amanecer primaveral) incluimos un laudes dominical que consideramos el himno solar por excelencia. Con pocos cambios lo podrían haber entonado los sacerdotes de Aureliano.