lunes, 9 de junio de 2025

Novedades de nuestra biblioteca: «Prisión Seis» de Andrea Tomé

 


C

Autora: Laura Tomé
Título: Prisión seis
Novela, Literatura Juvenil
Editorial: Santillana Educación
344 páginas.

Shoshannah Rivka Peretz está a punto de cumplir dieciocho años y, como todos los jóvenes de Israel, ha recibido un llamamiento para cumplir el servicio militar obligatorio. En su país, casi nadie se cuestiona la obligación de servir y negarse implica el ostracismo social y la pena de cárcel. Todo empieza con una carta. Con una condena. Con la Prisión Seis, donde Shoshannah es enviada junto al resto de refuseniks [objetores de conciencia]. Allí conocerá a un grupo muy diverso de adolescentes y aprenderá a usar su voz. Cuando el anonimato de Shoshannah se termina, empiezan los problemas de verdad.

Esta es la sinopsis de Prisión Seis. Comenzamos nuestra reseña con una atropellada semblanza de la autora.

 Andrea Tomé (Ferrol, 1994) es una escritora precoz (su primera novela Corazón de Mariposa fue publicada cuando contaba con 19 años). Puede añadirse el adjetivo de prolífica, pues lleva ya más de una decena de obras editadas, con las que ha ganado premios de relevancia. Escribe libros para adolescentes y para adultos que no se avergüenzan de leer libros para quinceañeros.

Pasemos ahora a la obra y la cuestión que aviva. Pese a lo que señalan algunas reseñas, Prisión seis no centra su acción en el conflicto entre Israel y Palestina. Esta cuestión ocupa un lugar periférico en el relato, bien que su existencia fuerza a Shosh a tomar partido. Em realidad. el argumento gira en torno a la obligatoriedad del servicio militar en Israel, una prestación personal que no contempla excepciones, una imposición estatal que se ha transformado en una seña de identidad, una muestra de patriotismo, un compromiso social y político. La autora, con suma agudeza, no tarda en mostrar sus vastas implicaciones, la arboleda de sus ramificaciones, sus peligrosas derivas, su carácter absurdo y delirante.

Hay que señalar que el libro de Tomé se ocupa de las peripecias de Shosh, no las toma como pretexto para componer un manifiesto o una denuncia. A pinceladas, según la protagonista decide y recibe la repuesta legal a sus resoluciones, la autora va trazando ese laberinto, ese espejismo, esa  vía muerta que es la objeción en el estado israelita y sus implicaciones sociales.  Y la panorámica queda incompleta, forzando al lector a leer otros libros o recurrir a otras fuentes para comprender el problema en sus verdaderas dimensiones. De nuevo nos rendimos al talento de la autora, que nunca pierde su norte: redactar una novela juvenil.

La heroína, Shoshannah Rivka Peretz, no es una activista (aunque acabará por llegar a esa etiqueta), ni cuenta con una familia comprometida (bueno, comprometida, pero con el establishment) ni un amigo o conocido que haga las veces de mentor o iniciador (Un tal Yanki la apoya y poco más). Es, simplemente, una chica normal, fan incondicional de Taylor Swift, devota de las redes sociales y, curiosa pero coherentemente, amante de las normas y del orden. Toma la decisión de no alistarse por lo poco que sabe del conflicto palestino. La reacción familiar, social y estatal resulta tan desproporcionada que se reafirmará en su resolución y afrontará todo lo que se le venga encima. Tras una primera etapa de cautiverio, un discurso pronunciado en una de las manifestaciones de protesta la transforma en una auténtica celebridad, de la altura de ser solicitada por Teen Vogue o el The New York Times.

La maquinaria estatal no está preparada para estos golpes de fortuna. O los valora de una forma muy peculiar. Shoshannah vuelve a la prisión militar, donde está rodeada no sólo de otras objetoras, sino de varios tipos de delincuentes. No vamos a detallar los horrores por los que transita. Basta indicar que llega el único final posible: el exilio.

Criticar de forma pública alguna actuación del estado de Israel supone crearte enemigos y enemigos pertinaces. De poco servirá indicar que el libro de Laura Tomé y esta reseña no parten ni del antisemitismo ni del antisionismo. Tampoco somos negacionistas o relativistas del holocausto. Y sí, el que aquí escribe, realizó en otro tiempo el servicio militar y se siente orgulloso de ello, pero considera que es un abuso del poder de los estados y que debería haberse eliminado mucho antes.

Realicemos ahora una exposición que ayude a entender Prisión 6.

Desde su fundación, el estado de Israel impuso para ambos sexos el servicio militar obligatorio y no admitió más excepciones que las derivadas de la religión o la etnia. El nivel de exigencia ha aumentado con el paso del tiempo, como prueba el fin de la exención de los judíos ultraortodoxos.

El Estado de Israel carece de una alternativa a la mili, aquello que en España se conocía como la prestación social sustitutoria del servicio militar.  Shoshannah nos relata en primera persona el recorrido de quien no acepte la llamada a filas. Cuando decide no incorporarse a filas, las autoridades le recuerdan el exterminio de los judíos por los nazis y sus correligionarios, la Shoah (El holocausto, literalmente “la catástrofe”), como si desconociera ese mito fundacional. De hecho, ya la familia de la protagonista se ha encargado de remontar a aquel horror la obligación actual de servir al estado.

 Si el refusenik (objetor de conciencia) sigue en sus trece sufrirá una detención, como si fuera un desertor, de dos semanas.  La condena la sufrirá con todo el rigor en un campamento militar. Pasado un tiempo, las autoridades volverán a insistir con una nueva carta de alistamiento y si el prófugo persiste, pues vendrá otro periodo de cautiverio, otra vuelta al mundo civil, otro llamamiento y así hasta que la persona se doblegue. Si hacemos caso al relato, algunos jóvenes han acumulado hasta ocho encarcelamientos. La única alternativa que propone el Estado es que sus representantes acaben considerando al individuo inútil al para la prestación del servicio militar y lo encasillen junto a los paralíticos, perturbados mentales o fanáticos religiosos.

Si no se consigue esta exclusión, pues entre cárceles y treguas y nuevas cárceles vendrán las visitas de los fantasmas de la depresión, la locura o el suicidio, como bien describe la novela. La protagonista consigue al final el billete dorado del Ejército y pudo exiliarse. Las autoridades, al fin, comprendieron que mientras más se esforzaran en someterla, peor sería el testimonio que ella relataría después. Y es que, a veces, la pluma puede vencer a la espada.

Como queda dicho, la familia de Shosh recibe con completa incredulidad su adiós a las armas. Efectivamente, existe un servicio militar en las fronteras de Israel (si esta expresión es tolerable) y, uno de amigos de la protagonista, un tal Kofi, muere en una refriega. Pero también se admite su realización en administración, inteligencia o en subterfugios tan pintorescos como la orquesta del Ejército. El estado también dispone de un arsenal de motivos para acortar la prestación, especialmente si el soldado es del sexo femenino.

Y es que por mucho que se aluda a la desgraciada situación de Israel aislado y rodeado de enemigos tenaces, lo cierto es que la mili de este estado para lo que realmente sirve es para probar la lealtad de sus ciudadanos y para establecer categorías (becas, exenciones, destinos para los listos y destinos para los lerdos…) y decidir quienes forma parte de los privilegiados y quienes no. No es una ninguna novedad, pues así funcionaba la mili española de toda la vida. Pero aquella era un atavismo decimonónico. La israelita es un horror del presente, una complicación que compromete el futuro laboral de los refuseniks, una pesadilla que llega a afectar hasta al sustento de sus padres.

 Israel no es un estado totalitario, pero en este punto funciona como si lo fuera. Niega el problema en un primer estadio, a renglón seguido acaba admitiendo que existe, pero que afecta a unos pocos extremistas y mientras tanto sabotea toda investigación de organismos internacionales.

 Nos encontramos con una novela que entretiene y que informa. A la autora le gustaría que sirviera para algo más. Andrea Tomé concluye su relato con una nota que mueve a la reflexión, a la toma de postura y a la acción. En sus palabras, tenemos más poder del que creemos.



sábado, 17 de mayo de 2025

Estadísticas Lectoras del Segundo Trimestre

 


Como su predecesor ABIES,  la plataforma Séneca puede elaborar gráficos a partir de los datos que recoge en la gestión del catálogo y del servicio del préstamo. Estas infografías resultan de una importancia capital para visualizar nuestra labor, de ahí que las analicemos tanto en el primer como en el segundo trimestre.

  Pasando al análisis de estas representaciones, el gráfico sobre los usuarios del servicio de préstamo descubrimos que la obra más solicitada es  Lazarillo de Tormes.  Nos gustaría indicar que nuestros alumnos han descubierto el encanto de este libro portentoso, pero lo cierto es que se trata de una de las lecturas obligatorias para los alumnos de Bachillerato de la asignatura de Lengua y Literatura Recordamos que la biblioteca posee varios ejemplares de estos y otros clásicos  (a veces una veintena de ejemplares) para atender la demanda de los escolares que los solicitan.


 Por tanto, si concedemos la primacía a un ejemplar cuya solicitud no esté impregnada de ataduras, nos encontramos con la exitosa novela Twisted Love de Ana Huang. El resto de puestos del escalafón lo ocupan libros de parecido talante y es que el romance o novela rosa sigue primando en los anaqueles y en las mesillas de noche, por mucho que hayan cambiado las artes de la seducción.

 El siguiente gráfico ordena por cursos a los alumnos usuarios del servicio de préstamos. Por esta representación podemos saber que el curso que reúne a más lectores es el 3.º de ESO “A”. Este grupo también consiguió esta distinción el trimestre pasado.

 Seguidamente se sitúan los alumnos de primero de Bachiller, pero en este tramo resulta imposible distinguir los préstamos que van por libre de los que se ligan a las lecturas obligatorias. En tercera posición destacan dos primeros de la ESO (El “A” y el “B”). Siempre escudriñamos la cuantía de su presencia, pues son el  índice soberano de frecuencia lectora. Evidentemente, se trata de alumnos que ya han adquirido el hábito lector antes de matricularse en nuestro instituto.  Una vez más (y todas las que sean necesarias) señalaremos que el mérito de su conversión en amigos de los libros corresponde a sus familias y a los colegios en los que estudiaron. Tanto unas como otros han enseñado que es el hábito lector y les han animado a mantenerlo. Los profesores de instituto debemos reconocer esta impresionante labor y comprometernos a mantener viva esa inquietud.

 Y llegamos a la revelación  más esperada:  establecer la distinción del lector más asiduo en cada trimestre.  En esta ocasión, la  Biblioteca Nulla Dies Sine Linea ha otorgado la distinción de lectora más asidua del segundo trimestre de este curso a la alumna María José Rodríguez Rodríguez del 3.º de ESO “A”. Como suele suceder en estos cálculos, la alumna se encuadra en el curso que lidera la estadística de los préstamos. Y es que los buenos lectores acostumbran a vincularse a grupos donde destacan otros escolares amantes de los libros. Y estos grupos cuentan con docentes que los alientan o los han alentado en un pasado cercano.

 Y es que los profesores también leemos y predicamos con el ejemplo. Como puede comprobarse en este último gráfico, hay destacados usuarios del préstamo en el claustro de nuestro Instituto. Con orgullo podemos señalar (con el respaldo de los gráficos) que el número de profesores que se sirven de nuestra biblioteca crece año tras año. Aunque nuestro principal objetivo sea la animación lectora de nuestro alumnado, no olvidemos que nuestra vocación es el servicio a toda la comunidad educativa.

En la imagen de cabecera la alumna galardonada, María José Rodríguez Rodríguez del 3.º de ESO “A”. posa con sus compañeros Antonio José Jiménez, Antonio Herrera, Steven López y Antonio Manuel Campos,  colaboradores habituales de nuestra biblioteca.



jueves, 15 de mayo de 2025

Convocatoria del Duodécimo Certamen Literario ‘Nulla Dies Sine Linea’ del IES “Luis Vélez de Guevara”

 


Publicamos la convocatoria del decano de los concursos de nuestra biblioteca, pues se remonta a su época fundacional. Su veteranía presenta tal magnitud que desafía a todo cálculo. A nosotros, desde luego, las cuentas no nos salen. Con la obligada pausa de ese fatídico 2020 y del 2023 en el que se cambió de coordinadora y suponiendo que todos los años se realizó su edición, su primera publicación debería situarse en el 2011, cuando Miriam Alcantarilla, nuestra actual directora, se ocupaba de la coordinación de la Biblioteca. Pero no hemo encontrados en este blog ninguna referencia en esas fechas. En cambio, sí hemos documentado anteriores convocatorias datadas en las coordinaciones de Isaac Páez y de Lola Roldán. La más antigua se emplaza nada menos que en el 2009, que se dice pronto.

Desde entonces nuestro certamen ha cambiado muy poco en sus normas y en sus objetivos, que buscan estimular el amor a los libros y fomentar la creación literaria y artística. A lo largo de esta imprecisa docena o quincena de años hemos podido contar año tras año con el talento y la entrega de nuestros alumnos. Esperamos en este curso revalidar ese compromiso e incorporar nuevos valores a ese impresionante legado.

Tal es el preámbulo que incluimos en todas las convocatorias. Pero lo cierto es que las modificaciones se han ido sucediendo curso tras cursos. Volvemos a uno de los tópicos de este blog: las reformas son la garantía de la continuidad.

Así, en esta ocasión hemos eliminado la categoría de microrrelato y la de cómic la hemos trasladado. En los cursos que nos depare el porvenir celebraremos un certamen propio de portada e historieta en marzo, coincidiendo con el Día del Cómic y del TBO.

Un último apunte. La convocatoria de estas pruebas estaba prevista para el mes de abril. Y llegamos a preparar las normas y hasta la cartelería. Pero comprendimos que no tenía sentido anunciar un concurso justo antes las vacaciones de la Semana Santa. Y tras estas nos sumergimos en Astigiletras. Cuando el festival de las letras ecijanas concluyó, habíamos entrado ya en el mes de mayo. Nos pareció ya tarde para preparar un certamen que exige mucho más trabajo del que se piensa y barajamos renunciar a él. Pero fueron las peticiones de los alumnos que querían participar los que nos impulsaron a convocarlo. Una vez más es el entusiasmo de nuestros escolares el viento que impulsa nuestras velas.

Reproducimos a continuación la convocatoria:

XII CERTAMEN LITERARIO DE LA BIBLIOTECA “NULLA DIES SINE LINEA" DEL I. E. S. LUIS VÉLEZ DE GUEVARA

 

1. El certamen estará dirigido a todos los alumnos matriculados en el centro.

2. Las modalidades serán las de poesía y relato.

3. El plazo de entrega finalizará el 29 de mayo de 2025.

4. Los originales se entregarán en la biblioteca del centro, por duplicado  y en sobre cerrado donde aparezca el título de la obra y los datos del autor  o autora (nombre, apellidos, curso).

5. Se otorgarán premios para los seleccionados en Secundaria, Bachillerato y Ciclos.

6. Los premios se concederán en el acto final de curso, concretamente en la entrega de premios de los distintos departamentos.

BASES ESPECÍFICAS

 

Recuerda: Los originales se entregarán en la Biblioteca del Centro, por duplicado (salvo en la modalidad de cómic) y en sobre cerrado donde aparezca el título de la obra y los datos del autor o autora (nombre, apellidos, curso).

 

POESÍA

 

1. Se tratará de un único poema, de temática y técnica libre, con un máximo de treinta versos.

2.  El tamaño de letra será 12 y el interlineado a doble espacio (letra Times New Roman o similar)

RELATO

 

1. Se tratará de una narración que comprenda entre 3 y 6 folios, de temática libre.

2. El tamaño de letra será 12 y el interlineado a doble espacio (letra Times New Roman o similar)

A estas bases deben añadirse las siguientes precisiones:

- Las modalidades pueden quedarse desiertas si ningún original de los recibidos presenta calidad suficiente.

- El Jurado puede otorgar en cada una de las modalidades la categoría de “primer premio” y “finalista” si se reciben dos originales de gran valía. En este caso cada uno de los alumnos recibirían su premio correspondiente.

- No se permite el uso parcial o total de la llamada inteligencia artificial. El recurso a esta tecnología supone la descalificación inmediata.

Sólo nos queda animar a los profesores y a los padres. Que nos ayuden a dar difusión a este certamen y que convenzan a los escolares para que participen. En muchas ocasiones la timidez y la indecisión tan habituales en la adolescencia impiden la demostración del talento.






sábado, 26 de abril de 2025

El Día de los Libros Olvidados

 


Dedicamos a la promoción de la lectura un día, una semana de fastos, a veces hasta un mes. Por tanto, las terribles simetrías exigen una efeméride que evoque los libros que nadie lee, los ejemplares descatalogados, las librerías que se vieron obligadas a cerrar, las bibliotecas abandonadas…

Reservamos para esta callada conmemoración este final de abril en que el cesan las actividades de animación a la lectura y los volúmenes vuelven a la tranquilidad de sus estantes. Como buena fiesta secreta pasa sin pena ni gloria y un día vale tanto como su víspera o su octava. Dicho esto, el 26 de abril, festividad de San Isidoro, nos parece un aniversario especialmente propicio. No olvidemos que el arzobispo hispalense promocionando el saber aprovechó su éxito para condenar centenares de libros a la irrelevancia, cuando no al intencionado olvido.

Como en otras ocasiones reflexionaremos sobre una instantánea de una biblioteca abandonada, una vanitas. Este año nuestras inquisiciones y nuestras fábulas giran en torno a un desolado interior que el diseñador francés Francis Melet comparte con nosotros en Flickr. Su título (Baby I Think Of You) es toda una declaración de intenciones.

Y esta es la historia de esta biblioteca y de su propietaria, Lady Eileen Brent, décima marquesa de Caterham. Este linaje está doblemente maldito por los crímenes cometidos en sus mansiones y por transmitirse solo por línea femenina.

Como no ignorarán los lectores de kioscos y de libros de saldo, Lady Eileen Brent, conocida por su familia y amigos como Bundle, participó en varias reuniones diplomáticas informales y a la vez de alto nivel celebrada en la mansión de su linaje, Chimneys, al estilo de las de Lord Darlington y las del séptimo marqués de Londonderry. Apaciguó el tedio que estas recepciones provocaban participando en las intrigas nocturnas que complementaban a estos encuentros. Incluso llegó a formar parte de una sociedad secreta concebida para la lucha contra la delincuencia.

Pero en aquel entonces las mujeres habían nacido para ser casadas y si eras primogénita de un aristócrata pues más todavía. Estamos en 1929 y las inglesas pueden ya votar y ser votadas, pero la nobleza exige sacrificios. La madre de Lady Eileen prefirió entregarse a los brazos de Tánatos tras pasar por tres partos sin heredero varón. Como de otras tantas féminas ilustres, se conserva el relato de su gesta, pero se ha olvidado la memoria de su nombre.

Pero volvamos a las vicisitudes de Bundle Brent. Rechazó la oferta matrimonial del honorable George Lomax, subsecretario de Estado permanente de Asuntos Exteriores de Su Majestad, para aceptar la de su subalterno Bill Eversleigh. Lord Caterham lo aceptó (con agrado) como su yerno y Lomax no le guardó rencor. Ya como míster William Eversleigh, fue ascendiendo por el entramado del Foreign Office y llegó a formar parte de la comitiva inglesa que viajó a Múnich en 1938. Y es que nada mejor que ser una medianía para destacar en esa cuadrilla desnortada y complaciente que era la diplomacia británica de entreguerras.

El casado casa quiere y los nuevos esposos rehusaron residir en Chimneys, suponemos que en tanto en cuanto viviera Lord Caterham. En la parte que aquel dilatado, casi infinito, predio lindaba con el villorrio de Hayfield construyeron una tiranía de óculos y líneas rectas (imperaba entonces el art-decó) que rebasaba la categoría de hotelito y que no llegaba a la de palacete. Sobre plano, Lady Eileen, ahora misstress Eversleigh, reservó una de las habitaciones como su biblioteca.

De nuevo, una denominación viene larga a lo denominado. Aquella estancia servía como retiro de la dueña de la casa, sala para recibir a las visitas deseadas y dormitorio de las fugaces siestas de la aristócrata. Las estanterías y sus contenidos eran mero telón de fondo.

 Lady Eileen se tomó su tiempo para el diseño de la chimenea y se tomó más tiempo para escoger el juego de sofás y su tapizado y la mesita adjunta. Para los anaqueles obró con más calma y se fueron poblando al ritmo de  sus propias lecturas, o sea un libro o dos por mes.

 Lady Eileen, Bundle para sus íntimos no era una gran lectora y no necesitaba aparentar que lo era. Los castos romances narrados por Edith Maud Hull, Mary Westmalcot y los atrevidos de Salome Otterbourne desfilaban sin rubor en sus estanterías. Sin recato se exhibían tomos y tomos que encuadernaban los números, del Country Life, Needlewoman y la edición británica del Vogue. Vistosos manuales de cocina para mujeres que no sabrían encender un fogón, repertorios decorativos para aquellas que disponen de una legión de criadas, compendios de jardinería y arreglos florales dignos de Versalles y prontuarios de maternidad y crianza para las que no ven el momento de mandar los retoños a Eton o a Meadowbank completan el donoso escrutinio.

Un punto a favor de Bundle Brent estribó en que completó su biblioteca con un gasto ridículo, indigno de una gran casa. Otro que permitió a la servidumbre (femenina) consultar los anaqueles, siempre y cuando fuera en sus ratos libres, hasta ahí podíamos llegar. Aquella mansión sin nombre -La casa nueva de Mister Everleigh, La villa de la hija del marqués, La Casa del Ensanche- contribuyó de forma decisiva a la alfabetización de la zona.

Esa fue una de las consecuencias inesperadas de aquel aluvión de libros. Otra que una de sus doncellas leyó con aprovechamiento esta colección de vaguedades (o voguedades), abandonó el servicio doméstico y acabó como modelo de Balenciaga. No diremos cuál, pues al igual que se reinventó como persona, reinventó también su pasado.

Distinto fue la tercera consecuencia: el caso de otra criada intoxicada de tanta novela rosa y que confundió realidad y relato y, consecuentemente, pasó por la infamia y el oprobio de dar a luz un hijo sin padre en los años cincuenta. Los Caterham se comportaron honorablemente y pagaron un pasaje a Australia a la desventurada y entregaron el neonato a unos arrendatarios.

Un crimen sucedió en aquella mansión sin nombre, pero no parecía tener relación ni con Bundle ni con su biblioteca. Simplemente que la vida de Lady Eileen venía acompañada tarde o temprano del asesinato de alguno de sus huéspedes. Estos aceptaban el reto con deportividad y diplomacia. Los pueblerinos y el servicio pasaron a conocer la residencia como la Casa del Ahorcado y así quedó la cosa.

En el año de la conferencia de Bandung, Lady Eileen, convertida ya en décima marquesa de Caterham, murió en su Jaguar tras chocar frontalmente con la furgoneta de una lechería en un día de mercado. Nadie se extrañó, pues, viendo la forma de conducir de la aristócrata, llevaban treinta años vaticinando este desastre. Tampoco nadie pronunció el socorrido “pasó a mejor vida”, pues Bundle se había pasado toda su existencia ejerciendo su santa voluntad.

Sus hijas, pues los Caterham se habían resignado ya a transmitirse por la vía materna, heredaron su título y sus bienes. Respetaron la biblioteca, que era ya un fresco de la Inglaterra pasada, por respeto a la difunta y también en recompensa por la lectura culpable en su adolescencia de obras que no eran recomendable para su edad y condición.

Progresivamente fueron cayendo en el olvido aquel Country Life en el que se describía la nueva mansión erigida por sus padres, aquella otra revista en la que aparecía la puesta de largo de Lady Eyleen o el anuncio de su boda en el Times correspondiente. Libros y tomos de periódicos y magacines encuadernadas amarillearon en un otoño sin fin. Las débiles encuadernaciones de tantos romances, literatura en fin de papel del malo, se vinieron abajo sin que nadie las tocara.

Llegó el momento en que los nietos y las nietas de Lady Eileen realizaron el expolio de la biblioteca. Aquel impresionante muestrario de la vida cotidiana de los años treinta, aquel detallado imperio de lo efímero, aquella penetrante radiografía de los gustos de la sociedad de entreguerras, aquella magna exposición de las publicaciones pasajeras, pero paradójicamente conservadas no suscitó el menor asombro, mucho menos el entusiasmo.

Si Bundle Brent había poblado los anaqueles por muy poco dinero, la venta de su feria de las vanidades iba a reportar mucho menos dinero todavía. Un nieto avispado calculó que si se vendiera el conjunto de libros al peso a los traperos tendrían que completar los herederos con su propio peculio la transacción. Y es que una primera edición de Georgette Heyer en 1980 valía menos que una reedición de esa misma obra en ese  mismo año. Una nieta imaginativa sugirió que Britannia and Eve y otras publicaciones albergaban hermosas láminas y que podrían seleccionarlas y venderlas para enmarcarlas. El nieto avispado reconoció que la ilustración vintage se había vuelto a poner de moda, pero que el público prefería reproducciones a todo color a originales desvaídos y mohosos.

Se comprende que todas los fondos de la biblioteca de la marquesa habrían acabado en la chimenea del mismo cuarto, pero ese final hubiera exigido trabajar a lo largo de cinco días al ritmo de los fogoneros del Titanic. Además, la chimenea, chef d’euvre del art-decó, había sido adquirida por el Museo Dupayne. Mientras se decidía el final de los volúmenes, unos operarios de la localidad se apresuraron a desmontar aquella mole de mármol belga. 

Uno de ellos se distrajo dos o tres veces ante la vista de tanto libros desvaído y de tanta revista decrépita. Sus compañeros lo notaron y advirtieron, una vez más, entre risas, que era un tipo raro, que no era como ellos. Una noche, a la luz de una linterna eléctrica, ese tipo raro revisó uno a uno los volúmenes. Amanecía cuando abandonó la mansión por la misma ventana trasera por la que había entrado y que nadie se había molestado en cerrar.  Le acompañaban un ejemplar de la editio prínceps del Gran Gatsby, otra editio princeps de Rebecca dedicado, además, por la propia Daphne du Maurier a lady Eileen y una versión de El Amante de Lady Chatterley, una impresión clandestina realizada en la propia Inglaterra complete, uncesored y unabridged y que había escapado al control de las autoridades y de los bibliófilos.

El operario, el tipo raro, el huérfano, no era un ladrón ni tampoco un héroe que salvase a los libros de la ecpírosis. Era un Caterham, a fin de cuentas, que reclamaba parte de su legítima herencia. La maldición del linaje, parece que no afectaba a la descendencia natural.

Un último espejismo. Si nuestro relato es un refrito de tres o cuatros relatos, la imagen también amalgama  a capricho la obra de otros, pues nos encontramos ante uno de los artificios de la inteligencia artificial. Todo es ya retoque,  fingimiento,  engaño. Estudiados simulacros sobre los que cae, inexorablemente, el telón.


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Procedencia de la imagen original:

https://www.flickr.com/photos/urbexetorbi/54434315944/in/faves-8449304@N04/

viernes, 25 de abril de 2025

Novedades de nuestra biblioteca: «El Testigo Mudo» de Agatha Christie

 


ello

Autora: Agatha Christie
Título: El Testigo Mudo (Dumb Witness)
Novela, misterio, ficción criminal
Editorial: Espasa
320 páginas

La señorita Arundell, una anciana acaudalada, vive sola con la única compañía de su fiel amigo, su perro Bob. Un día sufre lo que parece ser un desgraciado accidente al caer por las escaleras tras tropezar con la pelotita de goma de su perro y, aunque sus sobrinos lo achacan a la mala suerte, la anciana está convencida de que alguien ha intentado matarla. Decide por ello escribir una carta a Hércules Poirot para que la ayude a descubrir si sus sospechas son ciertas, pero, sin aparente explicación, la carta llega días más tarde y, para cuando lo hace, la anciana ha fallecido. Poirot decide entonces investigar qué sucedió para que la carta no llegase a su debido tiempo y, lo más importante, si la señorita Arundell estaba en lo cierto y alguien no cesó en su empeño hasta conseguir acabar con su vida.

Tal es la sinopsis de El Testigo Mudo, uno de los casos criminales resueltos por Hércules Poirot y narrado por el capitán Hasting. Publicado en 1937 todavía aparece la Inglaterra de toda la vida con adineradas solteronas (en este caso adineradísima) con doncella, camarera y hasta con dama de compañía (la acotación de “vivir sola” resulta muy relativa). Entre sus herederos se encuentra el señorito pollo pera y la señorita despreocupada, ambos sin más ocupación que dilapidar las herencias que reciben o esperan recibir. La acción se sitúa en el pueblo arquetípico, Market Basing en el que no falta la vecina cotilla y entrometida y la iglesia gótico-victoriana con cementerio adjunto. Completa el retrato de la Inglaterra tradicional los considerables prejuicios hacia los extranjeros (en este caso los griegos y los turcos). 

Agatha Christie siempre retrató de modo fiel la vida cotidiana de sus compatriotas, ya fuese los despreocupados veinte o los atribulados cincuenta. Aquí, sin embargo, pinta una Inglaterra plácida, un mundo rural inmutable al que parece no ha llegado la agitación de ese terrible 1937. Como en otras tantas obras literarias, pictóricas y cinematográficas de los años treinta se prefirió ofrecer un panorama idílico y que distrajera a los consumidores de los problemas que consumían su realidad.

Como otras tantas novelas de la reina del misterio, El Testigo Mudo se basa en un relato corto suyo que posteriormente alargó. Recordemos que esta autora escribió muchas obras de corta extensión para revistas, sobre todo en su primera etapa. Posteriormente, cuando ya era una escritora reconocida, estos cuentos se editaron agrupados en diversos volúmenes y, en bastantes ocasiones, Christie los recicló ya como novelas. En este caso, este primer relato quedó inédito y no ha sido descubierto hasta muchos años más tarde.

El Testigo Mudo no ha alcanzado la celebridad de otras obras de esta autora. El primer crimen, o, mejor dicho, el intento, ha sido considerado como poco creíble. Efectivamente, resulta difícil de aceptar que alguien en plena noche en una casa repleta de gente coloque con impunidad un clavo con un martillo y además lo barnice. Si, además, la dama de compañía de la señora logra atisbar el reflejo del asesino (o asesina) en un espejo mientras se encontraba enfrascado (o enfrascada) en la tarea, habrá que convenir que son muchas inverosimilitudes juntas.

  Por lo demás, resulta una novela de agradable lectura, con una trama sencilla y con cierto tono humorístico. La ironía nunca falta en ninguna obra de esta autora, pero en este relato chispea en cada capítulo. Christie aguza su pluma en la descripción de las señoritas Tripp: vegetarianas, teosofistas, israelitas británicas, adeptas a las ciencias cristianas, espiritistas, entusiastas aficionadas a las fotografía y… solteronas sin remedio.

En El Testigo Mudo Poirot se ocupa de un crimen (y de un intento previo) sucedido hace un mes. Salvo el detalle del clavo, toda su investigación se basa en sus conversaciones con unos y con otros y las inevitables contradicciones. Esta forma de investigación a posteriori caracterizará a muchos de sus casos publicados en fecha más tardía. En algunas obras como Cinco Cerditos o Los Elefantes Pueden Recordar se trata ya de un plazo que supera el decenio.

El detective belga soluciona el caso… a su manera. Aunque prueba el asesinato de la señora Arundell por envenenamiento, no se molesta en exigir la autopsia no en cambiar el certificado de muerte por causas naturales. Como en otros crímenes anteriores (El asesinato de Roger Ackroyd o Peligro Inminente). Poirot ahorra a la persona culpable el oprobio de la acción de la justicia a cambio de su suicidio. No en vano, en esta novela Poirot hace un recuento de todos los individuos a los que ha mandado a la horca.

Como en todos los libros de Agatha Christie una de la tramas es una historia de amor y que acaba en boda, además. Se trata de la relación entre Theresa Arundell y Rex Donaldson. Se trataba de un enamoramiento a la antigua, en el sentido de que sin dinero no hay casamiento. Tras un reparto más equitativo de los bienes de la difunta Emily Arundell, los novios pasan por la vicaría. Recordemos que la autora escribió una serie de novelas rosas bajo el seudónimo de Mary Westmascott. Y es que en el universo creativo de esta autora tanto monta el romanticismo como la premeditación y la alevosía.

Para terminar la reseña, agradecemos a Espasa / Planeta que reedite las obras de la Reina del Misterio. Este libro se publicó en el año 2024 y va ya por la segunda edición. Y es que nunca faltarán (faltaremos) los lectores de los casos de Monseiur Poirot o Miss Marple.

Lástima grande es que no se haya aprovechado la ocasión para traducir de nuevo estas obras. Pues nos encontramos con que las añosas versiones de la editorial Molino son reaprovechadas en esta nueva edición. Se trata de traducciones descuidadas, realizadas a toda prisa, con multitud de erratas, que omiten algunos pasajes y cuyo vocabulario (“Melindroso”, “Badulaque”) ha envejecido terriblemente.

Se da la circunstancia de que Barcelona, la capital editorial del franquismo, era la cuna y el lugar de trabajo  y residencia de estos mal pagados traductores, por lo que a las tachas antes enunciadas hay que añadir una sintaxis irregular propia de catalanoparlantes que tienen el castellano como segunda lengua. Por ello, y dado que las editoriales hispanas sigue sin encargar traducciones como Dios Manda, estas obras no son en absoluto recomendables para niños o jóvenes a los que se desea iniciar en el placer de la lectura. En este paquete incluimos las aventuras de los Cinco, Guillermo el Travieso y otras tantas sagas echadas a perder por las versiones de la Editorial Juventud.


jueves, 24 de abril de 2025

El Día del Libro

 


Un año más hemos vuelto a celebrar en el IES “Luis Vélez de Guevara” la fiesta grande de nuestra biblioteca con la actividad de la hora de lectura simultánea. Los alumnos y profesores han traído su libro preceptivo y a tercera hora y de forma sincronizada, se han entregado a su disfrute.



 La conmemoración del Día del Libro con la hora de la lectura simultanea se remonta a la etapa fundacional de Doña Lola Roldán. Míriam y Feli continuaron con esta actividad y le otorgaron el rango de la estricta observancia. Ángela se ha encontrado con una tradición que es ya un signo de identidad del Centro, que es ya un tesoro. Sobra señalar (pero lo recalcaremos) que, en esta nueva etapa de la biblioteca, la conmemoración ha seguido tal cual, sin cambiar un ápice.


Las tradiciones son fuegos sagrados que guían e iluminan, pero que también exigen un mantenimiento constante. La fiesta del Día del Libro no se prepara de un día para otro. Como señaló, hace justo un año, nuestro compañero Manuel Gómez de Valle en una repuesta memorable: “Una clase no se improvisa”. Se refería a que, si los alumnos venían preparados para pasar la hora concentrados en la lectura, no se podía cegar la actividad y pasar a impartir una lección como si tal cosa.


El principal obstáculo de esta actividad es la oscilación de la Pascua. Si se vuelve de las vacaciones de Semana Santa el día 21, queda muy poco tiempo para anunciarla. En este curso, sus preparativos los adelantamos y se pensó  retrasar su realización hasta el viernes, día 25. Pero decidimos al final conmemorarla en el mismo día 23 para aprovechar toda la publicidad que rodea a la jornada. Con estas premuras no es de extrañar que algunos profesores no la tuvieran en cuenta y que muchos alumnos hayan venido sin el libro preceptivo, Por ello, ha quedado menos lucida que en otras ocasiones.

Aun así, las cifras de esta jornada siguen impresionando. En esta actividad han participado  todos los cursos de la ESO, la mayor parte de las aulas de Bachiller y Ciclos Formativos y, naturalmente, el Aula Específica. En algunos casos  no se ha podido realizar en ese momento pues estaba programado un examen o el curso participaba en una actividad extraescolar (este año ha sido el Día del Plogging). Estas omisiones se compensan con ese profesorado entregado que ha adelantado la celebración, la ha pospuesto o le ha dedicado tiempo aparte de la hora preceptiva.

Desde aquí agradecemos la colaboración de todos los docentes que han puesto la tercera hora de este martes a nuestra disposición (u otra franja horaria) y también el auxilio de tantos padres que se han preocupado por que su hijo viniera esa jornada al instituto con el libro reglamentario.

En este años hemo vuelto a observar  en esa masa de ejemplares, en esa biblioteca efímera y ambulante numerosa literatura moderna y juvenil y bastante cómic. El número de alumnos lectores es más grande de lo que se cree, pues no tenemos más forma de estimarlo que los que acuden a la biblioteca y, evidentemente, muchos de ellos no recurren a sus servicios.

El año que viene se cumplirá un siglo desde que Vicente Clavel se propuso reconocer el valor de los libros dedicándole una fecha en el calendario. Hoy por hoy, podemos decir que la estima por los libros goza de buena salud y presenta unas buenas perspectivas de futuro.

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 El reportaje de la celebración del Día del Libro en el Facebook de nuestro instituto:

https://www.facebook.com/search/top?q=ies%20luis%20v%C3%A9lez%20de%20guevara




miércoles, 23 de abril de 2025

Novedades de nuestra biblioteca: «El Lirio Blanco». Una aventura de Astérix con guion de Fabcaro y dibujo de Didier Conrad

 


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Autores: Fabcaro (Guión) y Didier Conrad (Dibujo).
Título: El Lirio Blanco (L’Iris Blanc)
Historieta
Editorial: Salvat
48 páginas

El Lirio Blanco (en francés, L’Iris Blanc) es el álbum n.º 40 de la serie Astérix el Galo. Es el sexto álbum de Astérix en que no participan ninguno de sus creadores originales; en su lugar Fabcaro se encarga del guion y Didier Conrad del dibujo. Esta obra vio la luz en el año 2023.

«El Lirio Blanco» es el nombre de una nueva corriente de pensamiento positivo procedente de Roma que comienza a extenderse por las principales ciudades del Imperio, desde la capital hasta Lutecia. César decide que ese método puede tener un efecto benéfico en los campamentos romanos que rodean la famosa aldea gala, pero los preceptos de esa escuela llegan también a los lugareños que se cruzan en su camino…

En esta aventura se nos presenta a un nuevo personaje, Tulio Viciovirtus, médico jefe del ejército romano que recuerda mucho a los actuales gurús de la autoayuda. Evidentemente, el cómic pretende hacer una crítica a la proliferación de este tipo de corrientes que, en forma de libros, seminarios o mensajes en redes sociales, inundan cada vez más el día a día de las personas.


Merece la pena destacar la labor del dibujante, Didier Conrad, que ha realizado una excelente imitación del estilo del fallecido Uderzo, hasta el punto de ser indistinguible uno del otro. Esta mímesis no supone acartonamiento. Conrad sabe organizar las escenas u otorgar dinamismo a los personajes con sobrada eficacia. También merece elogio el trabajo del colorista, Thyerri Mébarki. Ha conseguido el difícil equilibrio entre lo antiguo y lo nuevo, entre la policromía tradicional de los álbumes considerados como “canónicos” y atrevimientos como el de las viñetas del concierto a la luz de las antorchas. Conrad y Mébarki llevan con esta obra, seis Aventuras de Astérix en colaboración y, obviamente, conocen bien su tarea y han aprendido a trabajar de forma conjunta.


Fabcaro (Fabrice Caro), en cambio, se incorpora al equipo. Según los críticos, el guionista de los cinco álbumes precedentes, Jean-Yves Ferri, habría sido reemplazado tras las malas críticas y peores ventas de la que fue su postrera obra Astérix tras las huellas del grifo.

Al aceptar guionizar a Astérix, Fabcaro cumplía el sueño de su infancia, pero se enfrentaba a retos muy difíciles de superar. El principal colocarse a la altura del ya mítico Goscinny. El segundo confeccionar un álbum que manifestase continuidad con la serie, pero que a la vez incorporara novedad y frescura a esta franquicia.

Las valoraciones sobre estos logros han sido muy diversas. No puede negarse que Fabcaro se ha tomado su trabajo en serio y que procura enlazar su producción con aventuras anteriores, especialmente con los Laureles del César, hace desfilar a los personajes secundarios, introduce los juegos de palabras y juega también con los nombres a la antigua. Goscinny puede sentirse orgulloso de su sucesor.

El mayor reparo es que parece haber heredado de Goscinny y de Uderzo la defensa a ultranza de los valores considerados como tradicionales. Los creadores de la serie eran hijos de su tiempo y resulta lógico que en algunos aspectos hayan envejecido mal. No tiene justificación, en cambio, las perspectivas de Fabcaro.

Que el mindfulnnes y el coaching son dignos de crítica, es una afirmación que no admite duda. Incluso que resultan ridículos y risibles. Pero no puede asumirse que el guionista meta en la misma olla a las dietas, el teatro moderno o el arte contemporáneo. Tampoco Fabcaro se preocupa por demostrar la superioridad de lo tradicional. Una vez más se recurre al legitimismo: lo tradicional es lo bueno por qué es lo que se ha hecho siempre.


Se plantea como novedad, casi como una revolución, la crisis matrimonial de Karabella y Abraracúrcix, pero este matrimonio siempre ha estado a la gresca. La solución del conflicto se encuentra muy lejos de los valores de la sociedad actual. Una vez más, la esposa perdona al esposo y se inicia una segunda luna de miel, no un reparto de las tareas domésticas o una recalificación del puesto de cada cónyuge. Esta solución se remonta a Penélope, puede que incluso a alguna desventurada anterior, pero en estos tiempos ya no convence a nadie.

En la mañana de su abandono del hogar conyugal, Karabella deja escrita una nota. Su marido lo advierte, pero cree que lo que está redactando es la lista de la compra. Es una anécdota que mientras más se cuenta menos divertida parece. Cuando contemplemos el patetismo que encierra, caeremos en la cuenta de cuán grande es la ceguera de algunos.