lunes, 27 de octubre de 2008
Un día lluvioso de otoño por senderos solitarios de Salamanca, deslumbran los colores del bosque y el manto jugoso de la tierra. Los frutos del otoño. El campo se recoge ensimismado en el rumor de los arroyos y el pausado vuelo de las aves. Se busca el silencio y la contemplación.
El otoño que trae calma en el campo, en las aulas busca esfuerzo y laboriosidad.
La biblioteca "Nulla dies sine linea" comienza sus actividades culturales.
El viernes 24 de octubre los alumnos de Bachillerato asistieron a una lectura de poesía del escritor Antonio Rivero Taravillo. Fue un encuentro de gran interés por la importancia del poeta visitante que fue presentado por el alcalde de Écija y la concejal de cultura. Ambos tuvieron palabras elogiosas para nuestros alumnos. Se pudieron disfrutar los versos y las interesantes respuestas del autor a las no menos interesantes preguntas de nuestros alumnos que demostraron interés por la poesía y, como en anteriores ocasiones, despidieron al escritor dejándole un grato recuerdo de su paso por Écija y de su atento auditorio.
miércoles, 24 de septiembre de 2008
Vida y teatro



En la tragedia Edipo rey de Sófocles se presenta el tema del inexorable destino humano como eje central, pero también hay una reflexión sobre el poder. No hay nada que no pueda ser aprovechado por un buen espectador de la condición humana.
Esta tragedia se ha representado con éxito este verano en el magnífico teatro de Mérida. El marco de la representación no necesitaba de más aderezos. Un desnudo escenario daba protagonismo a las palabras y a las figuras. Es impresionante la tremenda vigencia de esta obra y cómo pueden los versos de un autor del s. V a C. hacernos estremecer ante la fragilidad del destino en manos de un poder desconocido e implacable. ¿Es sumisión al destino lo que aprende Edipo, o la pavorosa inermidad del hombre frente al mundo?
Un amigo, inteligente espectador de esta obra, Manuel Rincón, nos ofrece las hermosas fotografías que ilustran este comentario.
CORO:
(….)Mi espíritu vaga en la
incertidumbre, ya no ve nada seguro ni en el presente ni en el
pasado……
CREONTE
De ninguna manera, si reflexionas un poco conmigo. Ante todo,
considera si puede haber alguien que prefiera reinar con temor
e inquietud a dormir tranquilamente, disfrutando al mismo
tiempo de un poder idéntico. Por mi parte, deseo menos ser
rey que disfrutar del poder de un rey, y a todos los hombres que
saben poner freno a sus deseos les ocurrirá lo mismo. Hoy, sin
tener que temer nada, obtengo todo lo que quiero de ti, mientras
que si fuese rey, yo mismo actuaría a menudo en contra de mi
voluntad. ¿Cómo, pues, la realeza sería más agradable para mí
que una autoridad y un poder omnímodos que no me aportan
ninguna inquietud? No soy, por otra parte, lo bastante cándido
para desear otra cosa que los honores con todas sus ventajas.
Hoy saludo a todo el mundo, hoy responden todos a mi saludo,
y todos los que necesitan de ti acuden a mí, porque piensan que
gracias a mí pueden obtenerlo todo. ¿Cómo, pues, podría
repudiar lo que tengo, para apoderarme de lo que te pertenece?
Una mente reflexiva no sabría ser inepta. No; no tengo ningún
aliciente para esta resolución, y además, nunca soportaría que
otro me ayudase para llegar a mis fines si el caso se diese.
viernes, 5 de septiembre de 2008
miércoles, 13 de agosto de 2008
Los cinco libros peor escritos de la Historia
El Evangelio deSan Marcos
En su evangelio Marcos se expresa en un griego popular en el que las coordinativas no aparecen por ninguna parte y las repeticiones se suceden con abundante generosidad. Introduce en la narración detalles irrelevantes, pero que otorgan un realismo desconcertante: la hija de Jairo recién resucitada echa a andar… porque tenía doce años. Seguidamente Jesús manda a la asombrada familia que diesen de comer a la muchacha. Un ciego recién curado le confiesa al Salvador que ve con cierta dificultad pues divisa a unos árboles que deben ser hombres porque andan (Jesús le impone las manos por segunda vez y le hace recobrar la vista por completo en un pasaje que recuerda irresistiblemente a un técnico sintonizando cadenas). En fin, en el Prendimiento, los soldados atrapan a un mancebo que iba envuelto solamente en un lienzo, pero el muchacho se las apaña para escapar desnudo (Muchos críticos opinan que era el propio Marcos, entonces adolescente, en la primera salida nocturna de casa de sus padres vestido con lo primero y único que encontró que fue la ropa de cama).
He señalado que el estilo de Marcos era popular y también su auditorio: la primera comunidad cristiana de Roma. ¿Qué impresión causaría el libro fuera de este ámbito en el escéptico mundo de retóricos, juristas o filósofos? Casi estamos seguros de que sería calificado de obra ‘excesivamente realista’. Ese ambiente provinciano de aldeas, pescadores, recaudadores de impuestos, facciones religiosas de poca monta… casaba mal con los elevados ideales de la literatura de la época. Incluso el proceso que se ajustaba al tema de lo heroico se transforma en el relato de un juicio apresurado irregular y corrupto. Sólo se salva (en lo literario) el episodio de la Danza de Salomé, no en vano el único pasaje en que Marcos intenta elevar el tono de la narración.
Como es sabido otros autores se propusieron escribir sobre Jesús siguiendo el molde del evangelio iniciado por nuestro escritor. Mateo y Lucas siguieron el esquema de Marcos, eso sí enriqueciéndolo en episodios, doctrina y color local. Naturalmente eliminaron ese caudal de informaciones pintorescas. Veinte siglos más tarde podemos imaginar la consternación del severo Mateo o del dulce Lucas ante la precisión de que los médicos no sólo no habían curado a la hemorroisa, sino que la habían arruinado y dejado peor de lo que antes se encontraba.
Los Diez Libros de Arquitectura de Vitruvio
Todo esto es verdad, pero habría que hablar del Vitruvio que introduce disgresiones a cada paso, anécdotas sobre Alejandro y César y otros personajes por lo demás poco creíbles, que se explaya en cuanto tiene ocasión sobre hidráulica, matemática, música…Ciñiéndose al campo de la arquitectura nos encontramos atinados consejos sobre la construcción junto a verdaderas fantasías como ese teatro con vasos de bronce en el graderío y un almacén de madera en los pórticos… Al describir la ciudad de nueva planta como octogonal o al relacionar la advocación de un templo con el orden del mismo nos da la impresión no ya de no ser un arquitecto, sino de no haber vivido en la Roma Imperial (Se le supone contemporáneo de Augusto).
Vitruvio se queja de que un tratado no puede competir en elegancia literaria con otros géneros y promete concisión y claridad. El lector no encontrará ninguno de estos dos rasgos y si oscuras descripciones llena de localismos, palabras arcaicas, giros repetidos una y otra vez y una auténtica impericia gramatical. De Vitruvio se ha dicho que es el escritor más arduo de interpretar del legado clásico, e incluso se ha considerado una falsificación medieval. Más de algún estudioso habrá lamentado la conservación de este tratado frente a la legión de cicerones y titolivios perdidos para siempre.
A pesar de este cahiers de doleánces (o tal vez por ello) la obra vitruviana no sólo se salvó sino que alcanzó un éxito sin rival. En la época carolingia se construye según sus recetas y desde el año 1000 sus códices se multiplican. El Renacimiento lo convirtió en libro de cabecera con artistas que pasaban las tardes midiendo ruinas según sus principios (para encontrar que no se correspondían), comprobando que los antiguos mezclaban los órdenes con toda libertad o que las ciudades clásicas carecían de calles en diagonal. Si Vitruvio posibilitó que se volviera a construir a la clásica no es menos cierto que encorsetó a la nueva arquitectura en un laberinto de normas, medidas y proporciones. Hemos tardado siglos en vislumbrar que la ‘Blanca Antigüedad’ de edificios canónicos y albas estatuas marmóreas resulta fosilizada y muy aburrida, sin ninguna relación con la original que era polícroma, variada, fantasiosa y en evolución constante.
Historia de los Animales de Claudio Eliano
Claudio Eliano vivió en Roma en la época de los Severos, allá por la primera mitad del siglo III. Era de rancio linaje romano, pero escribió la Historia (y el resto de su obra) en el más puro griego ático. Nunca salió de Italia, jamás puso los pies en un barco y no conocía el mar. La obra que comentamos no es –desde luego- el producto de pacientes exploraciones, sino un descuidado puzzle de noticias zoológicas extraídas de otros autores.
Si Eliano no se molestó mucho en reunir el material, tampoco se esforzó en ordenarlo. A lo largo de diecisiete libros salta de una anécdota a otra (los grifos, los ojos de las tortugas, el gallo y su cacareo…) y no tiene empacho en dedicar entradas distintas para la misma especie (a veces seguidas, otras en libro distintos). La naciente Historia Natural tan prometedora en Aristóteles o Dioscórides deviene en bestiarios, colecciones de fábulas y repertorio de historietas gracias a nuestro escritor y otros ‘compiladores’.
Parece ser que la intención del libro era presentar a los animales como cumplidores de sus deberes, modelos de conducta para los hombres descarriados, pero lo cierto es que se deja llevar con frecuencia por lo sorprendente o por lo morboso. Respecto a lo primero aquí y allá protesta contra la credulidad de sus informadores, pero hace acopio de todos los seres fantásticos (desde el unicornio al carnero marino) y refiere verdaderos absurdos sobre animales tan corrientes como el perro o el asno. Respecto a los pasajes escabrosos nuestro autor se refiere al celo y a la reproducción con el recato de una solterona (Eliano no se casó, no tuvo hijos y se da por seguro su condición sacerdotal) pero incorpora numerosos relatos de bestialismo y no faltan alusiones hacia el amor hacia los jovencitos, amen de una clara misoginia. En estos dos últimos rasgos nunca sabremos si se reflejan las preferencia de nuestro escritor o de la de los autores que saquea.
Respecto al estilo, sus biógrafos señalan su vigor y su gracia. Hoy la crítica no se muestra tan entusiasta. Nuestro autor transcribe literalmente a los autores que copia y otras veces los parafrasea. En ocasiones interpreta al revés las noticias que ellos relatan, intercala versos homéricos siempre que tiene ocasión (y nunca son oportunos) y la traducción de muchos pasajes resulta conjetural. Las dos versiones hispanas (la de Vara y la de Díaz-Regañón) presentan diferencias más que notables.
En fin, la lectura de la Historia de los Animales se revela tediosa, insufrible e inaguantable (son palabras de sus editores). Desde las pinturas rupestres a los documentales de la dos y desde el osito de peluche hasta el gato de la solterona, los animales nos fascinan, forman parte de nuestra vida y de nuestra forma de ver el mundo. Todo esto lo convierte Eliano en un centón aburridísimo e indigesto. En una época en que Roma se despertaba con los campesinos llevando los animales al mercado y pasaba las tardes contemplando en los juegos las fieras de los lugares más remotos, nuestro autor parece que se limitó a divisarlas desde el polvo de las bibliotecas.
Se reproduce el célebre mosaico nilótico de Palestrina (antigua Penestre), lugar del nacimiento de Eliano, quién debió contemplarlo con sus propios ojos (por una vez).