miércoles, 24 de septiembre de 2008

Vida y teatro






















En la tragedia Edipo rey de Sófocles se presenta el tema del inexorable destino humano como eje central, pero también hay una reflexión sobre el poder. No hay nada que no pueda ser aprovechado por un buen espectador de la condición humana.
Esta tragedia se ha representado con éxito este verano en el magnífico teatro de Mérida. El marco de la representación no necesitaba de más aderezos. Un desnudo escenario daba protagonismo a las palabras y a las figuras. Es impresionante la tremenda vigencia de esta obra y cómo pueden los versos de un autor del s. V a C. hacernos estremecer ante la fragilidad del destino en manos de un poder desconocido e implacable. ¿Es sumisión al destino lo que aprende Edipo, o la pavorosa inermidad del hombre frente al mundo?
Un amigo, inteligente espectador de esta obra, Manuel Rincón, nos ofrece las hermosas fotografías que ilustran este comentario.


CORO:
(….)Mi espíritu vaga en la
incertidumbre, ya no ve nada seguro ni en el presente ni en el
pasado……
CREONTE
De ninguna manera, si reflexionas un poco conmigo. Ante todo,
considera si puede haber alguien que prefiera reinar con temor
e inquietud a dormir tranquilamente, disfrutando al mismo
tiempo de un poder idéntico. Por mi parte, deseo menos ser
rey que disfrutar del poder de un rey, y a todos los hombres que
saben poner freno a sus deseos les ocurrirá lo mismo. Hoy, sin
tener que temer nada, obtengo todo lo que quiero de ti, mientras
que si fuese rey, yo mismo actuaría a menudo en contra de mi
voluntad. ¿Cómo, pues, la realeza sería más agradable para mí
que una autoridad y un poder omnímodos que no me aportan
ninguna inquietud? No soy, por otra parte, lo bastante cándido
para desear otra cosa que los honores con todas sus ventajas.
Hoy saludo a todo el mundo, hoy responden todos a mi saludo,
y todos los que necesitan de ti acuden a mí, porque piensan que
gracias a mí pueden obtenerlo todo. ¿Cómo, pues, podría
repudiar lo que tengo, para apoderarme de lo que te pertenece?
Una mente reflexiva no sabría ser inepta. No; no tengo ningún
aliciente para esta resolución, y además, nunca soportaría que
otro me ayudase para llegar a mis fines si el caso se diese.

No hay comentarios: