Mostrando entradas con la etiqueta Literatura. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Literatura. Mostrar todas las entradas

miércoles, 26 de febrero de 2014

100 años de "Platero y yo"

El 28 de Febrero celebramos todos los andaluces el día de nuestra Comunidad Autónoma. Para conmemorar este día, desde la nuestra/vuestra biblioteca queríamos recomendaros que leyeseis el libro "Platero y yo" de Juan Ramón Jiménez al cumplirse en 2014 el centenario de la primera edición de este libro del Premio Nobel onubense.

En el año 1914 vio la luz la primera edición de "Platero y yo" (Ediciones de la Lectura), y en 1917 se publicó la edición completa, compuesta por 138 capítulos (Editorial Calleja, Madrid).

Primera edición de "Platero y yo"


“Platero y yo” el libro más bello de la narrativa lírica contemporánea. Resulta clave y centro de la poesía de Juan Ramón Jiménez. Con razón nos aseguró que no era un libro para niños. Es eso y mucho más: poesía, novela, fábula, relato y retrato de gente y paisajes de su Moguer blanco y marinero.



jueves, 18 de noviembre de 2010

Oigo tu risa


--------------------------------------------------------------------------------

Y repentinamente, oigo una risa. Su risa. La risa del que he añorado, del que he buscado, de él, que ha sido mi sueño de mil noches. [...] La explosión enloquecida de mi amor por ti. Y en un instante recuerdo todo lo que no he podido decirte, todo lo que hubiera querido que supieras, la belleza de mi amor. Eso es lo que hubiera querido mostrarte. Yo, simple cortesana admitida en tu corte, arrodillada delante de tu simple sonrisa, frente a la grandeza de tu reino, hubiera querido mostrarte el mío. Sobre una bandeja de plata, abriendo los brazos en una reverencia infinita, mostrándote mi regalo, lo que sentía por ti: un amor sin límites. Aquí tienes, mi señor, ¿ves?, todo esto es tuyo. Sólo tuyo. Más allá del amor y en el fondo, allí abajo, de las estrellas, y aún más, más allá del cielo y más allá de lo que se esconde. Eso es, éste es el amor que siento por ti. Y aún más. Porque esto es sólo lo que podemos saber. Te amo por encima de todo aquello que no podemos ver, por encima de lo que no podemos conocer. Ya está, eso es quizá lo que también hubiera querido decirte. Pero no pude. No pude decirte nada que no tuvieras ganas de escuchar.

Lidia Castell Rivero, 1º bachillerato B

domingo, 3 de agosto de 2008

Ciudad literaria


En 1888, hace 120 años, nacía el escritor Fernando Pessoa, y la ciudad de Lisboa celebra este acontecimiento con la discreción natural de quien sabe que el visitante sabrá encontrar en las calles y plazas, envueltas en la fresca brisa del Atlántico y del Tajo, la huella de su paseante más ilustre. Mírese desde el Castelo de Sâo Jorge, o desde el mirador de Santa Lucía, la puesta de sol, paséese por las calles de Baixa hasta llegar a la hermosa Praça do Comerçio, abierta al Tajo y a la luz. Tal vez nos inundemos de saudade tomando un té en A Brasileira junto a la escultura en bronce del poeta, junto a la Rua Largo de Chiado, o en el Rossio contemplando al joven solitario que, con un libro de Pessoa entre las manos, no sabe si está leyendo a Bernardo Soares, heterónimo del escritor en el maravilloso Libro del Desasosiego, o escuchando su alma solitaria de viajero:
“Me gusta, en las tardes lentas de verano, el sosiego de la parte baja de la ciudad, y sobre todo aquel sosiego que el contraste acentúa en el momento en el que el día se entrega más al bullicio. La Rua do Arsenal, la Rua da Alfândega, la prolongación de las calles tristes que se arrastran hacia el este desde el final de la Alfândega, toda la línea distante de los muelles en calma- todo me conforta de tristeza, si me inserto, en estas tardes, en la soledad de su conjunto (....) ¡Ah, cuántas veces mis propios sueños se me yerguen en cosas, no para sustituirme la realidad, sino para confesárseme sus iguales al no quererlos yo, al sumergirme desde fuera, como el tranvía que da la vuelta en la curva final de la calle, o la voz del pregonero nocturno de no sé qué, que sobresale, tonada árabe, como un chorro repentino, en la monotonía del atardecer!”