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miércoles, 24 de octubre de 2018

Regalo o Castigo




Un año más, y ya va el tercero, nuestra biblioteca celebra la actividad ‘El Cementerio de los Libros Olvidados’ en el tránsito de octubre a noviembre. Para aquellos que creen que nos sumamos a las celebraciones de Halloween, afirmaremos primero que, de ser cierto, no tendría nada de reprobable, pero que nuestro abanico resulta más amplio y que homenajeamos estos días a las expresiones escritas, visuales y fílmicas, culturales en una palabra, de ese desasosiego que llamamos suspense, miedo, terror.

La tétrica mise en scène en la que transformamos nuestra biblioteca, la desinteresada colaboración de los figurantes o las estremecedoras proyecciones que hemos escogido demuestran el peso que lo inquietante tiene en nuestra cultura, especialmente en la de los medios de masas. Pero además revelan una verdad incómoda: como sugiere la viñeta que reproducimos, tal vez los primeros relatos, el arte, las religiones, lo que consideramos civilización en suma, comenzaron siendo consoladoras respuestas de la humanidad primitiva ante un universo que no comprendía.

Hoy parece que hemos exorcizado esos temores, pero en realidad los hemos sustituido por otros. La expresión ‘cementerio’ ya no nos azota con dioses o demonios de ultratumba. En su lugar nos recuerda que seremos abandono, olvido, nada. Y en este ocaso de octubre en el que las noches se alargan y se espesan a costa de los días, estos sentimientos, estas evidencias se nos muestran con más intensidad.  En este contexto fúnebre ningún mensajero más fiable que los libros, depósitos al fin y al cabo de voces, memorias y vivencias de personas y mundos desaparecidos.

Tras esta justificación en la que no ha faltado la sabrosa digresión ni el gallardo apóstrofe, bueno será señalar que en esta ocasión hemos sustituido las películas por cortos y hemos reducido el número de figurantes, todo para ganar en ligereza. Y es que las actividades escolares parecen moverse en circuitos de perpetuo retorno, pero lo cierto es que cada año se renuevan y se aprende de los éxitos y de los desaciertos de la convocatoria pasada. Y que por encima de lo bueno está lo mejor.

La actividad se desarrollará los días 29 (lunes) y 30 (martes) de octubre, pero su preparación y su desmontaje exige cerrar al público la biblioteca desde el día 26 (viernes) de octubre hasta el 5 (lunes) de noviembre. Vayan nuestras disculpas por adelantado.

Los dos días citados ‘El Cementerio de los Libros Olvidados’ cobrará vida, si el oxímoron es tolerable, desde primera a sexta hora, participando todos los cursos de la ESO acompañados por el profesor que imparta clase en esa sesión. Lo auxiliará el profesor de guardia de biblioteca correspondiente y la responsable de la actividad, Feliciana González Chico.

Los cursos participarán en la actividad siguiendo un orden estricto: El lunes comenzaremos con 1º de ESO “A” acompañado por Amadeo González Arias, 1º de ESO “B” con Fran Requena y 1º de ESO “C” con Pilar Reguera. Tras la pausa del recreo entrarán 1º de ESO “D” guiado por Alberto Ávila y Daniel Carmona, 2º de ESO “A” con Chelo Ramos y 2º de ESO “B” con Elisa Linero.

El martes iniciará la jornada el 2º de ESO “C” y el primero de PMAR acompañados por Alberto Ávila, Juan Carmona, Elisa Linero, Rocío Jiménez, Pilar Reguera y Luis Romero. A segunda es el turno del 3º de ESO “A” con Loli Sarabia y a tercera el 3º de ESO “B” con Rocío Ojeda. Tras el recreo entrarán el 3º de ESO “C” y el segundo de PMAR con Sergio Rodríguez y Marisa Vaquero como acompañantes. Por último el 4º de ESO “A” vendrá acompañado con Amparo de la Rosa y Maribel Ponferrada y el 4º de ESO “B” con Ángela Mª Martínez Villegas.

Respecto a la ilustración, señalaremos que se trata de una viñetas de «Regalo o Castigo» historieta de Visión y la Bruja Escarlata con guión de Bill Mantlo y dibujo de Rick Leonardi.  En España apareció con otras tres aventuras de los mencionados superhéroes bajo el título «La Visión y la Bruja Escarlata», número 2 de la Colección Extra Superhéroes editada por ediciones Forum en febrero de 1984. La edición original marveliana [«Trick or Treat»] apareció en «Vision & Scarlet Witch I#1» publicada en noviembre de 1982.)

En esta aventura, los guionistas de la Marvel, reprodujeron casi literalmente un pasaje de 'El Árbol de las Brujas' de Ray Bradbury. Por lo que, además de tratarse de unas viñetas muy meritorias, deben ser consideradas como un homenaje del cómic a la literatura, y es que los forjadores de tebeos suelen ser personas instruidas.

Un último apunte: las interpretaciones que se sugieren para las pinturas prehistóricas en la historieta estaban ya completamente desfasadas en 1982. Casi cuarenta años más tarde seguimos sin saber lo que significan. Parece ser que nuestras manifestaciones culturales, como la hueca inmensidad que nos rodea, prefieren no ser comprendidas.

Para admirar la página entera (en la edición española) siga el siguiente enlace:



viernes, 2 de diciembre de 2016

Otoño Velezguevariano

Al Recuerdo Infantil machadiano con su lastre de tedio y reiteración oponemos dos escenarios cambiantes. El patio del Vélez, en el que en los desolados días de finales de noviembre los árboles se engalanan con el entusiasmo de los cisnes y las sabias arquitecturas que permiten que los rayos de naciente del sol del primero de diciembre iluminen nuestra biblioteca con esa tranquilidad suprema con la que se presenta el Adviento. Desde fuera podrá parecer que en los Centros de enseñanza  vivimos en el ciclo del eterno retorno, pero el alumnado se renueva continuamente y con el la tarea de adaptar tierras, tiempos y conocimiento.

En otro orden de coas, Alguien, allá por 1990, dispuso que en el patio se plantaran los exóticos plátanos de sombra. Alguien, tal vez la misma persona, diseñó el juego de patio de luces y de transparentes que permiten que nuestra biblioteca goce del sol todas las mañanas.  Imaginamos la callada visita de este escondido hacedor para que vea y goce de estos esplendores tan secretos como evidentes. Sic erat in fatis.

La ilustración tiene como autor a Celedonio Perellón. La hemos encontrado en «Vela y Ancla» de Egenio de Bustos. Fue publicado por la Delegación Nacional de Juventudes en 1958.









viernes, 28 de octubre de 2016

Cómo arboles que anduvieran


La película "Un monstruo viene a verme" me parece una historia fallida, una mezcolanza de géneros autocomplaciente, ayuna de cultura e infestada por ese cáncer llamado autoayuda. Supongo que el libro en el que se inspira presentará las mismas lacras. Pero me hizo evocar un bosque de monstruos arbóreos, de metamorfosis lígneas, de pavorosas dendrolatrías. Y me hizo recordar mi temor largamente olvidado , pero latente, hacia estos árboles que se desarraigan y se ponen a caminar.

El origen de este terror nace de varios libros que he leído y que parecían citarse (o inspirarse) unos en otros. Y es que el asunto de los árboles que se desplazan es un tema libresco, un tema que pasa de un volumen a otro, pero aunque apunta a bosques sagrados y cultos primordiales, parece que no ha salido nunca de las bibliotecas y de las conversaciones de eruditos. Y que Inglaterra es la patria o destino de este bosque semoviente.


Comencemos por este dibujo de Alan Lee incluido en el libro "Hadas", que tiene como autores al propio artista y a Brian Froud. La descripción resulta mucho más desasosegante: "Los sauces se descuajan solos por la noche y siguen cautelosos murmurando tras de los incautos caminantes". Se añaden estos versos:

"Olmo que pena,
roble cobarde,
sauce que anda
si caminas tarde".

He encontrado otras versiones de la poesía. En principio parecían referirse, más bien, a la influencia que los árboles causaban en los bebés por medio de las maderas escogidas para la cuna. Si esta última se trata de la tradición verdadera, habrá que convenir que resulta igual de aterradora.


 La segunda referencia es de las Aventuras de Sherlock Holmes.  El siempre desprevenido Watson es incapaz de reconocer al inmortal detective metamorfoseado en librero de saldo. Naturalmente, completa su disfraz con varios volúmenes, siendo el primero que se cita es "El Origen del Culto a los Árboles" ("The Origin of the Tree Worship").

La cita de un libro dentro de otro libro nunca es casual, La historia continua por los derroteros habituales de las novelas de crimen y misterios, pero al lector preparado le asalta esa referencia a James Frazer y a todos los estudiosos de las mitología y la historia de las religiones que en la época de Conan Doyle se encontraban tan en boga. Dado que los estudios de estos autores ponían en cuestión a las religiones establecidas y a sus revelaciones, la alusión no puede sino contemplarse como un dardo envenenado hacia la Inglaterra bienpensante.

No es ocasión de hablar sobre los cultos arbóreos largamente tratados por el citado Frazer, Su seguidor Robert Graves analiza las leyendas célticas sobre la batalla de los árboles y llega a la conclusión de que se trata más bien de una contienda literaria, más que otra cosa. De nuevo los libros y los árboles andarines confluyen.

Con una erudición vertiginosa, Graves se ocupa del episodio de la fabulosa danza de árboles al son de la lira de Orfeo, árboles que acompañaron al heroe desde Pieria hasta Zonë, en Tracia. Apolonio de Rodas afirmó haberlos visto todavía en pie y en posición de baile. Graves discurre que ese ordenamiento seguiría el siguiente esquema:


No descubrimos nada cuando señalamos que las mitología céltica y griega presentan numerosos episodios de personas transformadas en árboles, de robles oraculares y de tantos episodios de dendrolatría que acabamos pensando que, efectivamente, fue el culto de los árboles la primera religión y la base de todas las demás. Pero perdemos el sosiego cuando encontramos esta inexplicable metáfora en el evangelio de San Marcos:

“Presentaron a Jesús un ciego y le pidieron que le tocase. Jesús tomó de la mano al ciego y lo condujo fuera de la aldea. Allí le untó los ojos con saliva, le puso las manos encima y le preguntó: -¿Ves algo? El ciego abrió los ojos y dijo: -Veo a la gente. Son como árboles que andan. Jesús le puso otra vez las manos sobre los ojos, y entonces el ciego vio perfectamente. Estaba curado; podía ver ya con toda claridad. Después Jesús le mandó a casa, encargándole que ni siquiera entrase en la aldea.”

La historia siempre me había parecido extraña, pero no caí en sus implicaciones con el culto a los árboles hasta que leí este pasaje de Agatha Christie:

"Sintió en su interior una ráfaga de felicidad. Miró a los que la rodeaban; parecía que, de pronto, hubieran crecido hasta alcanzar una inmensa estatura.

 «Como árboles que anduvieran...» pensó reverentemente."

Como pueden imaginarse, la historia se centra en la aclaración de varios misteriosos asesinatos y no se preocupa más del asunto. Pero sabemos que Agatha Christie, como Conan Doyle, dedicó mucho tiempo y atención al espiritismo y a las religiones y cultos alternativos. De nuevo nos encontramos con una referencia que no tiene nada de casual.

La última referencia  que anoto la encontré en unos de los viejos "Blanco y Negros" heredados de mi bisabuelo. Ruego que lean el pie de foto. A fin de cuentas puede que estas historias de árboles consagrados y de árboles que se toman la justicia por su mano sean algo más que entretenimientos de eruditos. Al menos en la Vieja Inglaterra.