miércoles, 30 de noviembre de 2022

Fallo del VII Concurso de Relatos de Terror

 


En la mañana del  pasado veintitrés de noviembre (miércoles) el jurado del Concurso de Relatos de Terror organizado por la Biblioteca “Nulla Dies Sine Linea” emitió su veredicto:

La obra ganadora ha sido Entre Sombras de la alumna de 3º de ESO «C» Natalia Pavón Pérez.

El jurado quiere agradecer  los numerosos originales recibidos, que demuestran que este certamen, en su séptima edición, ha recuperado su buena salud. La cantidad no ha abaratado el nivel, antes, al contrario. Por todo esto, el jurado ha ido demorando el fallo, primero para poder leer todos los relatos presentados y después por verse obligado a decidir el mejor entre una serie de historias de sobresaliente calidad literaria.

La obra ganadora, desde luego, merece todos los honores. Llevamos ya muchos años realizando esta reseña y podemos asegurar que Entre Sombras es uno de los relatos más desasosegantes que hemos leído. Su joven autora parte del cuento de fantasma clásico para llegar a un final sorprendente y estremecedor. Con maestría, Natalia nos recuerda que debemos temer más el mal que nos viene de los vivos que el que puedan causarnos los muertos. 

En la fotografía que encabeza esta entrada reconocemos (de izquierda a derecha) al profesor Daniel Carmona Gómez, como representación del jurado, el Combatiente Bolivariano, una de las entidades tenebrosas de  nuestra biblioteca, interpretado por el alumno Miguel Ayala de León, la ganadora del certamen, Natalia Pavón Pérez y su compañero Israel del Marco Ostos.

  Para anunciar el triunfo de Natalia la coordinadora de Biblioteca ha diseñado el siguiente cartel:


Concluimos con la reproducción del relato. A nosotros lo que más nos asusta es la madurez que demuestra su autora, que no olvidemos que es una alumna de catorce años.

Entre Sombras

Era una mañana lluviosa y apenas se podía lograr ver el sol entre las pequeñas rejas que había en mi ventana. Yo estaba mirando aquella esquina, la misma esquina oscura que observaba día tras día al levantarme de la cama.

- “¿Qué observas?” Preguntó la mujer que estaba sentada a mi lado.

- “No observo, espero. Espero a la sombra”. Contesté decidida.

La mujer suspiró y sacó una pequeña libreta que llevaba en su bolsillo.

- “Cuéntame tu historia, cada pequeño y delicado detalle”. Me dijo aquella mujer tan misteriosa y atenta a mis palabras.

- “Bueno, todo empezó cuando mis padres decidieron que debíamos mudarnos a Florida ya que los habían contratado en una pequeña empresa de cervezas. Nuestra casa estaba en una calle agradable y en la que los vecinos eras muy amables y alegres. Todo iba perfectamente, pero la felicidad no duró mucho ya que despidieron a mi padre de la empresa. Recuerdo que aquel día papá y mamá discutieron muy fuerte y escuché varios golpes. Tuvimos que mudarnos a otra casa que no era nada comparada con la otra. Esta estaba en una calle en la que la policía siempre estaba y nunca había silencio. Los vecinos eran horribles y me gritaban a cada instante”.

-“¿Y mejoró la situación en casa?”- Preguntó la mujer mientras apuntaba en su pequeña libreta.

“No, al revés, cada día iban a peor. Cada vez escuchaba más gritos. Hasta una noche”.

“Una noche estaba en mi habitación durmiendo y escuché unos pasos muy fuertes que me hicieron despertar. Levanté la mirada y no vi a nadie, así que decidí dormir, pero de nuevo escuché los mismos pasos. Los mismos pasos, pero cada vez se escuchaban más y más fuerte. Rápidamente oculté mi cara con las sábanas de mi cama. Sabía que eso no daría solución ninguna, pero me sentía seguro. Pasaron unos minutos cuando los pasos pararon y escuché una voz que hablaba muy flojo, tan flojo que casi no podía llegar a oírla. Sandra, escuchaba una y otra vez. Me asusté ya que no encontraba la manera de que esa persona supiera mi nombre”. Quité la mirada de la mujer para observar la esquina de la habitación.

- “Cuando levanté la mirada, en una esquina similar a esta vi una sombra, una sombra negra y áspera la cual no conseguía ver el rostro. Lo curioso es que no hacía nada, solo observaba. De repente, se escuchó un fuerte ruido que hizo que yo mirara para otro lado, pero al volver la mirada ya no había ninguna sombra”. Dije a la mujer.

- “Volviste a ver a aquella sombra” Preguntó la mujer intrigada.

- “Sí, todas las noches, no había noche en que esa sombra no apareciese. Pero esa sombra ya no se quedaba quieta en esa esquina observándome. Ahora me susurraba cosas horribles”. Me quedé en silencio durante unos minutos sin quitar la mirada de la pared, y con lágrimas en los ojos, dije:

- “Me susurraba que le hiciera cosas horribles a mi padre, cosas horribles que llevarían a mi padre a la muerte”.

- “¿Y qué decidiste hacer?” Preguntó la mujer. 

- “No podía acabar con la vida de mi padre, así que decidí acabar con ella, acabar con la vida de aquella sombra. Una noche, cuando todos estaban durmiendo, fui sigilosamente a la cocina y cogí un cuchillo. Después, me acosté en mi cama y escondí aquel cuchillo debajo de mi almohada. Se me vinieron muchas preguntas a la cabeza, ¿se puede matar a una sombra? Y si se pudiera hacer, ¿sería suficiente un cuchillo? Preguntas similares a estas no paraban de surgirme, pero no podía seguir escuchando aquella voz que me susurraba aquellas cosas tan horribles. Así que decidí hacerlo, daría el fin de aquella sombra. Tuve que esperar unas horas hasta que apareció. Estaba en la misma esquina de siempre y todavía no conseguía ver nada de su ropa ni de su rostro”.

- “Sandra… ¿Cuándo lo harás? Tienes que matarlo Sandra. O lo matas tú o lo mato yo” Dijo la sombra.

- “Aquellas palabras me alteraron y, sin pensarlo dos veces, cogí el cuchillo y me abalancé sobre ella y le fui clavando el cuchillo una y otra y otra vez mientras que le decía a gritos que yo no era una asesina. Me levanté de encima de aquella sombra y decidí encender la luz para apreciar bien a la sombra. Cuando encendí la luz vi a mi madre tirada en el suelo, ensangrentada y sin vida. En ese momento entendí todo. Aquella sombra no era una simple sombra, era mi madre la cual era golpeada por mi padre día tras día, por eso escuchaba tantos golpes y gritos. Ella no era mala, solo quería acabar con su sufrimiento, pero era incapaz de enfrentarse a mi padre, por eso me pedía a mí que lo matase”. Dije y volví a mirar a aquella esquina de la habitación.

- “Desde entonces, no aparto la mirada de las esquinas esperando a que algún día vuelva a aparecer mi madre en forma de la misma sombra para pedirle perdón por no poder haberla salvado. Pero bueno, da igual las veces que cuente esta historia. Nadie me cree. Si me hubieran creído no me hubieran encerrado en este psiquiátrico dándome por loca. Pero créeme, no estoy loca, esta es la pura y verdadera verdad. Esta es mi historia”.

Natalia Pavón Pérez  – 3º de ESO «C»


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La galería de fotos del fallo del concurso en el Facebook del Instituto:

https://www.facebook.com/photo/?fbid=595393892590345&set=pcb.595394052590329

 Procedencia de la imagen: 

https://skolerom.no/undervisning/2-5-redsel-beskytter-og-skremmer-oss-1/


 

 

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