En la mañana del pasado veintitrés de noviembre (miércoles) el
jurado del Concurso de Relatos de Terror organizado por la Biblioteca “Nulla
Dies Sine Linea” emitió su veredicto:
La obra ganadora ha sido Entre Sombras de la alumna de 3º de ESO «C» Natalia Pavón Pérez.
El jurado quiere agradecer los numerosos originales recibidos, que demuestran que este certamen, en su séptima edición, ha recuperado su buena salud. La cantidad no ha abaratado el nivel, antes, al contrario. Por todo esto, el jurado ha ido demorando el fallo, primero para poder leer todos los relatos presentados y después por verse obligado a decidir el mejor entre una serie de historias de sobresaliente calidad literaria.
La obra ganadora, desde luego, merece todos los honores. Llevamos ya muchos años realizando esta reseña y podemos asegurar que Entre Sombras es uno de los relatos más desasosegantes que hemos leído. Su joven autora parte del cuento de fantasma clásico para llegar a un final sorprendente y estremecedor. Con maestría, Natalia nos recuerda que debemos temer más el mal que nos viene de los vivos que el que puedan causarnos los muertos.
En la fotografía que encabeza esta entrada reconocemos (de izquierda a derecha) al profesor Daniel Carmona Gómez, como representación del jurado, el Combatiente Bolivariano, una de las entidades tenebrosas de nuestra biblioteca, interpretado por el alumno Miguel Ayala de León, la ganadora del certamen, Natalia Pavón Pérez y su compañero Israel del Marco Ostos.
Para anunciar el triunfo de Natalia la coordinadora de Biblioteca ha diseñado el siguiente cartel:
Concluimos con la reproducción del relato. A nosotros lo que más nos asusta es la madurez que demuestra su autora, que no olvidemos que es una alumna de catorce años.
Entre Sombras
Era una mañana lluviosa y apenas se podía
lograr ver el sol entre las pequeñas rejas que había en mi ventana. Yo estaba
mirando aquella esquina, la misma esquina oscura que observaba día tras día al
levantarme de la cama.
- “¿Qué observas?” Preguntó la mujer que
estaba sentada a mi lado.
- “No observo, espero. Espero a la sombra”.
Contesté decidida.
La mujer suspiró y sacó una pequeña libreta
que llevaba en su bolsillo.
- “Cuéntame tu historia, cada pequeño y
delicado detalle”. Me dijo aquella mujer tan misteriosa y atenta a mis
palabras.
- “Bueno, todo empezó cuando mis padres
decidieron que debíamos mudarnos a Florida ya que los habían contratado en una
pequeña empresa de cervezas. Nuestra casa estaba en una calle agradable y en la
que los vecinos eras muy amables y alegres. Todo iba perfectamente, pero la
felicidad no duró mucho ya que despidieron a mi padre de la empresa. Recuerdo
que aquel día papá y mamá discutieron muy fuerte y escuché varios golpes.
Tuvimos que mudarnos a otra casa que no era nada comparada con la otra. Esta
estaba en una calle en la que la policía siempre estaba y nunca había silencio.
Los vecinos eran horribles y me gritaban a cada instante”.
-“¿Y mejoró la situación en casa?”- Preguntó
la mujer mientras apuntaba en su pequeña libreta.
“No, al revés, cada día iban a peor. Cada vez
escuchaba más gritos. Hasta una noche”.
“Una noche estaba en mi habitación durmiendo
y escuché unos pasos muy fuertes que me hicieron despertar. Levanté la mirada y
no vi a nadie, así que decidí dormir, pero de nuevo escuché los mismos pasos.
Los mismos pasos, pero cada vez se escuchaban más y más fuerte. Rápidamente
oculté mi cara con las sábanas de mi cama. Sabía que eso no daría solución ninguna,
pero me sentía seguro. Pasaron unos minutos cuando los pasos pararon y escuché
una voz que hablaba muy flojo, tan flojo que casi no podía llegar a oírla.
Sandra, escuchaba una y otra vez. Me asusté ya que no encontraba la manera de
que esa persona supiera mi nombre”. Quité la mirada de la mujer para observar
la esquina de la habitación.
- “Cuando levanté la mirada, en una esquina
similar a esta vi una sombra, una sombra negra y áspera la cual no conseguía
ver el rostro. Lo curioso es que no hacía nada, solo observaba. De repente, se
escuchó un fuerte ruido que hizo que yo mirara para otro lado, pero al volver
la mirada ya no había ninguna sombra”. Dije a la mujer.
- “Volviste a ver a aquella sombra” Preguntó
la mujer intrigada.
- “Sí, todas las noches, no había noche en
que esa sombra no apareciese. Pero esa sombra ya no se quedaba quieta en esa
esquina observándome. Ahora me susurraba cosas horribles”. Me quedé en silencio
durante unos minutos sin quitar la mirada de la pared, y con lágrimas en los
ojos, dije:
- “Me susurraba que le hiciera cosas
horribles a mi padre, cosas horribles que llevarían a mi padre a la muerte”.
- “¿Y qué decidiste hacer?” Preguntó la
mujer.
- “No podía acabar con la vida de mi padre,
así que decidí acabar con ella, acabar con la vida de aquella sombra. Una
noche, cuando todos estaban durmiendo, fui sigilosamente a la cocina y cogí un
cuchillo. Después, me acosté en mi cama y escondí aquel cuchillo debajo de mi
almohada. Se me vinieron muchas preguntas a la cabeza, ¿se puede matar a una
sombra? Y si se pudiera hacer, ¿sería suficiente un cuchillo? Preguntas
similares a estas no paraban de surgirme, pero no podía seguir escuchando
aquella voz que me susurraba aquellas cosas tan horribles. Así que decidí
hacerlo, daría el fin de aquella sombra. Tuve que esperar unas horas hasta que
apareció. Estaba en la misma esquina de siempre y todavía no conseguía ver nada
de su ropa ni de su rostro”.
- “Sandra… ¿Cuándo lo harás? Tienes que
matarlo Sandra. O lo matas tú o lo mato yo” Dijo la sombra.
- “Aquellas palabras me alteraron y, sin pensarlo
dos veces, cogí el cuchillo y me abalancé sobre ella y le fui clavando el
cuchillo una y otra y otra vez mientras que le decía a gritos que yo no era una
asesina. Me levanté de encima de aquella sombra y decidí encender la luz para
apreciar bien a la sombra. Cuando encendí la luz vi a mi madre tirada en el
suelo, ensangrentada y sin vida. En ese momento entendí todo. Aquella sombra no
era una simple sombra, era mi madre la cual era golpeada por mi padre día tras
día, por eso escuchaba tantos golpes y gritos. Ella no era mala, solo quería
acabar con su sufrimiento, pero era incapaz de enfrentarse a mi padre, por eso
me pedía a mí que lo matase”. Dije y volví a mirar a aquella esquina de la
habitación.
- “Desde entonces, no aparto la mirada de las
esquinas esperando a que algún día vuelva a aparecer mi madre en forma de la
misma sombra para pedirle perdón por no poder haberla salvado. Pero bueno, da
igual las veces que cuente esta historia. Nadie me cree. Si me hubieran creído
no me hubieran encerrado en este psiquiátrico dándome por loca. Pero créeme, no
estoy loca, esta es la pura y verdadera verdad. Esta es mi historia”.
Natalia Pavón Pérez – 3º de ESO «C»
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La galería de fotos del fallo del concurso en el Facebook del Instituto:
https://www.facebook.com/photo/?fbid=595393892590345&set=pcb.595394052590329
Procedencia de la imagen:
https://skolerom.no/undervisning/2-5-redsel-beskytter-og-skremmer-oss-1/
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