domingo, 13 de enero de 2019

Los Inmortales de la Biblioteca




               En primera fila y de izquierda a derecha: Pilar, Julia, Lorena, Lucía, Alba, José Pablo, Álvaro y Miguel Ángel. 
En la fila de atrás y de izquierda a derecha: Sandra, Carmen, Andrea, Nacho, Juan y David.

Establecidos desde aquellos tiempos míticos en que Lola Roldán organizaba la biblioteca, el pequeño ejército de alumnos colaboradores de la biblioteca se ha ido renovando desde entonces y ha acabado por convertirse en una de sus señas de identidad. Como la guardia real de los aqueménidas su reemplazo es tan inmediato que se produce la ilusión de que permanecen para siempre. Y como los soldados persas, también han acabado por convertirse en un cuerpo de élite en el que refulgen nuestros mejores lectores.

 En la primera entrada del blog del presente curso escolar procedimos a representarlos y a dar a conocer sus funciones. Pero poco después de nuestra publicación, algunos alumnos dejaron este puesto siendo prontamente sustituido por otros. Y es que una biblioteca escolar más que un modelo de continuidad es un paradigma de sucesión a partir de pequeños y continuos cambios, evidencia que ya hemos demostrado más de una vez.

Este es el listado actualizado de alumnos ordenados por cursos:


1º de ESO «D»

-        Lucía Herrera Baena
-        Andrea Moscoso Arjona
-        Lorena Pérez Domínguez

2º de ESO «A»

-        Julia Rodríguez Gómez
-        Lidia Pardo Mérida

2º de ESO «A»

-        Sandra Luque Álvarez

2º de ESO «B»

-        Carmen Mª Carrasco García
-        Mª de Pilar Moriana Herrera
-        Mar Vega Martín

2º de ESO «C»

-        Miguel Ángel Delgado León

3º de ESO «A»

-        Juan Farfán Benítez
-        Álvaro López Caro
-        David Martín García

3º de ESO «B»

-        José Pablo García Fernández
-        Alba María Moreno Pérez
-        Ignacio Jesús Varela Alcantarilla


Las bajas y las incorporaciones obligan a reformar el horario de sus cometidos. Como hay que procurar que coincidan en el mismo día compañeros y/o amigos para que puedan realizar su trabajo de forma más cómoda, la realización de este reparto es más complejo de lo que pueda parecer. Al final el resultado es el siguiente:


AYUDANTES DE BIBLIOTECA 18/19

Día de la semana
Alumnos
Lunes
Andrea Moscoso Arjona
Lorena Pérez Domínguez
Ignacio Jesús Varela Alcantarilla
Martes
Álvaro López Caro
Miguel Ángel Delgado León
David Martín García
Miércoles
Sandra Luque Álvarez
Lucía Herrera Baena
Julia Rodríguez Gómez
Jueves
Carmen Mª Carrasco García
Mª del Pilar Moriana Herrera
Mar Vega Martín
Viernes
Juan Farfán Benítez
Alba Moreno Pérez
José Pablo García Fernández

   


Un posado en las escaleras.

Los Ayudantes de Biblioteca no son los únicos alumnos colaboradores de nuestra institución. Existen un sinnúmero de tareas para las que se necesita la dedicación de otros alumnos. Hablamos de  colocar carteles y avisos (y también retirarlos), transformar la biblioteca para el cementerio de los libros olvidados, las fiestas navideñas o nuestro rincón de la Semana Santa, para después volverla a quedar como estaba. No olvidemos la participación como figurantes en el mencionado cementerio ni dejemos tampoco en el tintero la ingrata tarea de repartir las citaciones clase por clase de los alumnos que se demoran en el préstamo, pierden el carnet de lector y otras incidencias que por tediosas que puedan parecer señalan que nuestra institución funciona como un reloj.

Por tanto, nuestra Biblioteca posee, como los ejércitos de la Antigüedad, un ordenado cuerpo de élite, pero también un conjunto de tropas auxiliares cuyos cometidos resultan de lo más diverso, cuya organización de mando se manifiesta, cuando menos, confusa y, en definitiva, cuya descripción escapa a cualquier sistemática. Que su colaboración resulte ocasional señala que, precisamente, su labor es más que oportuna y que a lo largo de lo que llevamos de año, por poner un ejemplo, su labor ha sido clave para sacar nuestros proyectos adelantes.

En estas coyunturas, algunas veces recurrimos a algún curso con profesor ausente que acaba recalando en la biblioteca, pero por lo normal es que empleamos a algunos alumnos cuyo perfil se sitúa en las antípodas de nuestros Ayudantes: escolares desmotivados, habituales del aula de convivencia, repetidores… y que sin embargo cumplen los encargos de nuestra biblioteca con buena disposición, profesionalidad y diligencia.

A estas alturas de nuestro discurso la comparación entre Ayudantes y Colaboradores parece imponerse, pero no la encontramos pertinente. Los primeros no prestan su tiempo, doblemente valioso, porque es el tiempo del recreo y los segundos se encuentran disponibles el resto de la jornada escolar. Ambos nos resultan necesarios y sus labores se complementan. Únicamente que los primeros gozan de más nombradía que los segundo, pero para eso escribimos esta entrada.

Una historia de los segundos, estos Irregulares de Baker Street sería muy corta, porque pasan por la historia de nuestra biblioteca sin registro y por tanto sin pena y sin gloria. Poco más podemos afirmar aparte de que su fundación antecede a la de los propios Ayudantes, pues antes de poner en marcha a la Biblioteca hubo que recurrir a una multitud de alumnos para las tareas más diversas, desde el cableado al transporte de las estanterías. Una cosa es segura: poco alcanzaron la popularidad de los habituales en nuestra institución en este curso: Rafael Carmona Prisco y Alejandro Rodríguez Fernández del 2º de ESO «A».


 De izquierda a derecha: Iván León Castilla (1º de ESO  «C»), Alejandro Rodríguez Fernández, 
Rafael Carmona Prisco y Rubén García Ramos (2º de ESO «C»).


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