Este antiguo proverbio, atribuido a Pitágoras y del que se hace eco Horacio en sus Epodos, nos sirve muy bien para significar el día a día de este blog.
Estamos empezando y no sería posible sin la colaboración de los profesores que tan cordialmente resuelven los problemas, adecentan las entradas y nos enseñan cómo mejorar el diseño.
Poco a poco se hace la obra.
Estos inicios titubeantes mostrarán todo su esplendor cuando el secreto del blog se desvele.
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