Andaba Uno buscando alguna ilustración evocadora de Alejandría de Egipto y me topé con esta vertiginosa reconstrucción de Babilonia. Y entonces me pregunté ¿Porqué la primera urbe se considera la antorcha del saber y la segunda el cúmulo de la depravación? ¿La diversidad de lenguas obstaculiza o potencia aquello que llamamos 'civilización'? Rebelarse contra los dioses, no en fin, un acto legítimo, el cimiento de la condición humana (?)
Sepan todos los que veneran la Alejandría de Tolomeos, los que la encumbran como lumbrera de un mundo sin Yahveh ni Cristo, en el fondo actualizan un estereotipo hebreo y que titulan como metrópolis a la segunda ciudad judía del mundo clásico. Si Alejandría preservó la Iliada o Aristóteles, también sistematizó y tradujo la Biblia.
Alejandría es Hipatia, pero también Filón y el Eclesiástico. Un milenio antes de Alejandro la visitó Abraham y, sin duda, Jesús, vagó por sus calles. Esa blanca antigüedad laica y cívica que algunos buscan no la encontrarán ni en Alejandría ni en Babilonia, ciudades en fin en las que los escritos sagrados judíos pasaron de una colección dispersa de manuscritos al bestseller que hoy admiramos (o padecemos en opinión de algunos).
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