martes, 5 de mayo de 2020

Novedades en nuestra biblioteca: Diccionario del Franquismo de Manuel Vázquez Montalbán



Iniciamos nuestras reseñas sobre los libros que han quedado en el limbo de la catalogación con esta singular obra, una de las últimas adquisiciones de nuestro establecimiento, pues fue adquirido el miércoles 11 de marzo, el último día en que reinó la normalidad en nuestra región.

Este librito fue escrito por Manuel Vázquez Montalbán en 1977 y hemos tenido que esperar hasta el 2019 para una nueva edición, que es la que manejamos, publicada por Anagrama. En estos cuarenta y dos años la obra no ha perdido nada de su frescura. Esta es la primera sorpresa a la que llega el lector

La segunda sorpresa que nos llevamos es comprobar que sólo dos años después de la muerte del caudillo, la dictadura está descrita en toda su amplitud y como si se tratase de un pasado remoto. Y lo cierto es que lo era. No sólo porque en ese bienio España había cambiado por completo, sino porque el franquismo ya llevaba mucho tiempo fosilizado, perdido en su pasado, muerto, en pocas palabras, cuando se llegó el noviembre de 1975.


   El tercer motivo de asombro es el rigor. Podría esperarse un ajuste de cuentas, una relación de filias y fobias, un merecido desahogo de un escritor que conoció los rigores y los desaciertos de la dictadura desde el mismo momento de su nacimiento. Pero lo cierto es que resulta exacto, conciso y veraz como corresponde al buen historiador. La amenidad preside cada una de las entradas, desde la A de la Asociación Católica Nacional de Propagandistas hasta la V de Marqués de Villaverde, pero el autor nunca renuncia a una precisión intolerable. Por el amplio conocimiento de todos los aspectos de la dictadura y por la sencillez con lo que está explicada, esta obra ha sido recomendada para el alumno de cuarto de secundaria y de bachillerato.

La crítica ha calificado a este diccionario de "mordaz". No creemos que sea para tanto. Es cierto que una leve ironía recorre esta crónica de aquella etapa desdichada, pero el autor no pretende llegar a más. Realmente, para ridiculizar al franquismo, no hace falta más que describirlo con todo detalle. Y en esta labor de derribo ningún argumento mejor que anotar los epítetos y lemas altisonantes que rodeaban la figura del caudillo, tales como "Adhesión inquebrantable", "Espada más limpia de Occidente" o "Franco, Franco, Franco".

La edición actual se acompaña de una serie de delirantes ilustraciones a doble página debidas al inspirado dibujante Miguel Brieva. Ningún género más adecuado que el esperpento para traducir en imágenes la dictadura franquista, un régimen que, sorprendentemente, tuvo mucho de onírico, comenzando por la serie de grabados de Picasso Sueño y Mentira de Franco y siguiendo por las obras del Dalí defensor de este estado de cosas, por los aires delirantes de los proyectos arquitectónicos de Luis Moya o de esa montaña hueca que es el Valle de los Caídos y por ese cine impregnado de soledades de pesadilla desde Surcos a El Espíritu de la Colmena.

Brieva ilustra las calles sombrías del estraperlo, la tentación de la entrevista de Hendaya, el año del Concordato y las Bases americanas… pero también plasma preocupaciones presentes: la continuidad lampedusiana entre aquel régimen y nuestra democracia, los peligros de trivializar el franquismo, el riesgo de desembocar en otra dictadura si no se garantiza la libertad de información… Sus composiciones actúan como reclamo eficaz para este diccionario sin complejos, este prontuario inmarchitable, esta vibrante noticia de un imperio.



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