viernes, 7 de marzo de 2014

8 de Marzo, Día Internacional de la mujer trabajadora

Con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora os queremos dejar con un cuento titulado "La princesa del bosque", para que pensemos un poco en relación a esta celebración.

Había una vez una bella princesa. Había pasado su infancia sola, en una torre muy, muy alta, cercana al palacio donde vivía su padre, el rey, y su madre, la reina. Desde luego, tenía muchos criados, pero nunca jugaba con otros niños y niñas.

Un día, cuando la princesa estaba paseando por el bosque que rodeaba el palacio, vio a un joven príncipe, muy guapo, que iba montado a caballo. El príncipe no sabía montar muy bien, por cierto, y se cayó cerca de unos árboles. No podía levantarse del suelo. Entonces, la princesa, que era una perfecta amazona, le ayudó a levantarse y lo llevó al palacio de su padre, el rey, en el propio caballo del príncipe.

El príncipe, que era el heredero de un riquísimo país vecino, se sintió muy agradecido y la invitó a pasar algún tiempo en su corte. La princesa aceptó la invitación y fue al país del príncipe. La princesa tenía muchas ganas de viajar y conocer gente nueva. El príncipe se enamoró de la princesa y le pidió que se casase con él y se convirtiese en la futura reina de su país. Todo el mundo pensaba que la princesa aceptaría encantada. Pero la princesa pensaba que le sería muy difícil y muy triste pasarse la vida interesada únicamente en llevar ropas elegantes y parecer muy guapa. Se había dado cuenta de que su futuro esposo nunca hablaba de política con ella. Incluso los cortesanos más tontos pensaban que ella no era suficientemente inteligente para opinar sobres cuestiones sociales, económicas y políticas. La princesa observó también el tipo de vida de la madre y las hermanas del príncipe. Iban a fiestas, llevaban ropas muy bonitas y pasaban todo el tiempo sonriendo y dando la razón a su padre y sus esposos, sin pensar ni decidir nada por sí mismas.

No, la princesa no podría ser feliz en ese tipo de sociedad. No podría enamorarse de un hombre que no la consideraba un ser humano. El príncipe era fuerte y guapo, sí, pero tenía una mente pequeña, no tenía una conversación interesante, y era demasiado orgulloso para ser un auténtico compañero para ella. Entonces, la princesa decidió volver a su casa, a su país. Pero no volvió al palacio de su padre, el rey. Fue a un pueblo en el bosque y comenzó a trabajar con las familias de granjeros, ayudándoles a vender sus productos a otras ciudades y países. Unos años más tarde fue elegida alcaldesa de ese pueblo, lo que la hizo muy feliz, porque realmente le gustaba trabajar en el gobierno local. Y se enamoró, sí, la princesa se enamoró, pero no de un príncipe, sino de un granjero simpático e inteligente, que era capaz de compartir todo con ella, no sólo el trabajo y la política, sino también el cuidado de la casa y de los hijos. No era un príncipe, no, pero era un hombre honesto, sincero, simpático, un auténtico compañero, amigo y amante.

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