El Día Internacional del Libro, el 23 de abril, es
la fecha elegida por el Centro Andaluz de las Letras para homenajear al Autor o Autora del Año con el fin de mantener viva la
memoria literaria de clásicos como Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Rafael
Alberti, María Zambrano, Manuel Altolaguirre, Francisco Ayala, Juan Ramón
Jiménez, Antonio Machado, entre otros, o de autoras y autores vivos consagrados
como María Victoria Atencia, Pilar Paz Pasamar y Antonio Gala.
La Consejería de Cultura dedica el Día Internacional del Libro 2019 al
poeta y columnista malagueño Manuel Alcántara, designado como Autor del Año por “su larga trayectoria que ha
desarrollado especialmente en el ámbito del periodismo, desde la crónica
deportiva al reportaje o la columna de opinión, en ámbitos y en tiempos que no
han sido especialmente propicios para preservar la calidad literaria de dicho
género", determinó la comisión asesora del Centro Andaluz de las Letras.
Entre otras actuaciones para ese fasto, el
Centro Andaluz de las Letras lleva publicando desde 1999 un Manifiesto a favor
de la Lectura. En esta
ocasión la encargada de redactarlo ha sido la periodista y escritora
sevillana Eva Díaz Pérez, que lo ha titulado 'Leamos,
vivamos y brindemos....'. El elogio del placer de la lectura y el recuerdo del
autor del año, Manuel Alcántara se despliegan en esta inspirada proclama:
Un hombre bebe mientras contempla un horizonte marino. Es un poeta y
también un narrador de instantes en páginas de periódicos que volaron con los
días. Manuel Alcántara, el boxeador de
melancolías, nos invita a leer, a hacer de la vida una eterna poesía. “Entre el
vivir y el existir se va la vida", escribió mientras miraba el Mediterráneo desde su casa
de Rincón de la Victoria.
Manuel Alcántara es
nuestro autor del año 2019 y con el queremos celebrar los libros y la vida. Adentrémonos en las páginas de
un libro infinito para leer la historia del mundo. Por una página se entra en
el molino de viento que don Quijote creyó gigante y se sale al desván donde se esconde el fantasma de
Canterville. La página siguiente nos conduce a las alturas de la catedral de Notre Dame. Manuel
Alcántara conversa con el jorobado Quasimodo y su perfil de gárgola. Él también
tiene rostro de boxeador noqueado. Conoce la historia de los héroes heridos,
porque escribió sobre ellos en míticas crónicas de boxeo. Sabe que el ring
tiene algo de tarima de la gloria y también algo de patíbulo.
Con Alcántara
queremos brindar por la literatura hecha periodismo y el periodismo hecho
literatura. Apuremos con él un vaso de dry martini mientras admiramos ese mar
cantado en epopeyas. Mirando con Alcántara y Valle-Inclán en el fondo del vaso
para descubrir el lado esperpéntico de la realidad. Leyendo versos con el
maestro que tejió la leyenda del santo bebedor como un Joseph Roth de la
hermosa Málaga.
Alcántara, el poeta: Alcántara, el periodista.
Alcántara, el hombre sabio de conversación tranquila y trago largo. Alcántara,
el niño que “estudiaba segundo de jazmines” cuando abrió la poesía.
Manuel Alcántara
golpea las teclas de una máquina de escribir que es como un latido incesante.
Si se unieran las páginas de esta columna vertebral de los días, se llega a
Macondo. Allí noes espera García Márquez y Alcántara advierte como ascender por
el aire rodeados por mariposas amarillas con Remedios la Bella.
Por Manuel Alcántara
atraviesa nuestro pasado reciente en esas columnas donde nos ha contado la
vida. Columnas de periódico coronadas de airosos capiteles en los que se enreda
el tiempo. Con esas columnas ha construido el templo mayor de la vida
cotidiana, el río de un país, las metáforas de una época. El escritor que nos
enseña los libros de su biblioteca para descubrir que huelen a tiernísima
magdalena de Proust. Y nos presenta a Kafka para enseñarnos la habitación de La metamorfosis donde este preciso
instante suenan las alas de insectos imposibles.
En sus columnas de
periódico se esconde el tiempo de un bodegón barroco. Quevedo cuenta sus
sueños, Fernando de Rojas celestinea
a la orilla del Tormes y Góngora sorprende con su voz de vihuela mientras lee
la Soledades. En el sosiego de su
biblioteca Alcántara recuerda exilios interiores y del destierro cruel nos
cuenta que Roma es un peligro para caminantes. María Zambrano charla una noche
entera con Alcántara. Hablan de filosofía y de razón poética. Luego se despiden
desde la estación que lleva el nombre de la escritora en un tren cuyo destino
es el otro lado del tiempo. Un hombre bebe mientras contempla un horizonte
marino. “Acaso vivir no sea más que ir coleccionando recuerdos”, escribe
nuestro autor después de habernos contado la historia del mundo escrita en los
libros.
Leíamos, vivamos,
brindemos…
EVA DÍAZ PÉREZ
Periodista y
escritora
Procedencia de la
imagen:
https://www.diariosur.es/culturas/201610/25/ministerio-educacion-cultura-concede-20161025093314.html
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