lunes, 7 de abril de 2025

Novedades de nuestra biblioteca: «La Venganza viste de Prada» de Lauren Weisberger

 



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Autora: Lauren Weisberger
Título: La Venganza viste de Prada (Revenge wears Prada)
Chick lit, Humor, Ficción Urbana
Editorial: Planeta
428 páginas   
  

Precisemos que se trata de una novedad… para nuestra biblioteca, pues el libro lleva ya doce años rodando por el mundo y, de hecho, el ejemplar ha sido adquirido en el mercado de ejemplares de segunda mano.

La autora, La norteamericana Lauren Weisberger, se hizo famosa con su primera novela, El Diablo Viste de Prada, escrita en el 2003.  La obra permaneció en el podio de las más leídas durante meses y recibió buenas críticas. Se las mereció pues es una obra desenfadada, bien estructurada y muy divertida. Tres años más tarde, en el 2006, el relato fue convertido en película. El film, aunque presenta algunas diferencias con la obra de Weisberger, resultó ser tan entretenido como la novela. Hasta tal punto, que reactivó sus ventas o más bien las catapultó. La novela se hizo mundialmente famosa, siendo traducida a 31 idiomas, en muchos casos, por no decir todos, como rebote de la película. La edición española se data, precisamente en el 2006. Nuestra biblioteca atesora un ejemplar de aquel año, editado por el Círculo de Lectores. No obstante, la traducción se fecha en 2004 (a cargo de Matuca Fernández de Villavicencio), por lo que alguien, antes del filme, ya pensó en el éxito de la obra entre los lectores de habla hispana.

La siguiente obra de Weisberger se esperó con verdadera expectación y la autora recibió un anticipo millonario (contrariando a los hábitos de las editoriales norteamericanas). No obstante, este libro (Como ser lo más de Nueva York) no alcanzó, ni de lejos, esas cifras de vértigo. Tampoco captó el interés de ningún cineasta. La siguiente novela tampoco remontó y la cascada de traducciones se detuvo. La crítica aprovechó esta coyuntura para cebarse de forma totalmente injustificada, pues estas novelas no pueden considerarse fracasos -lo cierto es que se vendieron bastante bien- y, además, un escritor no está obligado a presentar bestsellers uno tras otro. Y mucho menos en publicar pensando en las carteleras. Pero estas sanas verdades se obviaron y las malas lenguas señalaron que, tal vez, la escritora debiera volver a trabajar en el mundo de las revistas de moda y así volver a encontrar la inspiración.

Weisberger no volvió a la redacción del Vogue, pero sí retomó al personaje de Andrea Sachs y el elenco del ficticio Runway. Desconocemos por qué tomó esta decisión. Tal vez pensara que la novela se vendería mucho mejor que las dos anteriores (y en eso acertó) o tal vez admitiera que, escribiera lo que escribiera, siempre por siempre, sería la autora de El Diablo viste de Prada (ahí también dio en el blanco).

La sinopsis que presenta la editorial de esta nueva obra, La Venganza viste de Prada es la siguiente:

Ha pasado casi una década desde que Andy Sachs dejó el trabajo «por el que un millón de chicas matarían», como ayudante de Miranda Priestly en la revista Runway, un sueño que resultó ser una pesadilla.

La vida de Andy ha mejorado mucho: ha montado su propia revista, que se ha convertido en un referente, y ha conocido al amor de su vida, Max Harrison, con el que está a punto de casarse. Pero el karma le juega una mala pasada y no deja que Andy se libere completamente del pasado. Pronto se da cuenta de que nada es lo que parece, ni su novio, ni su socia ni su propia carrera, y de que sus esfuerzos por construir una nueva vida la llevan de nuevo al infierno del que escapó diez años atrás. 

  Pasemos ahora a nuestro parecer sobre La Venganza.

  En primer lugar, se advierte que la autora se ha tomado su trabajo para redactar este relato, pues podía haber recurrido a un ghost writter o haber realizado un refrito de la primera obra, pensando, además, que ese producto es lo que demandaba la mayor parte de los lectores. Estamos hablando, pues, de un libro concebido con tiempo, bien estructurado y escrito con cierto cuidado.  Esta novela se lee bien, es entretenida, sirve para conocer la vida de los neoyorkinos de clases alta, o más bien para completar lo que ya conocemos por las series de televisión. Las madres primerizas y / o las casadas que inician su vida matrimonial se sentirán, sin duda, reflejadas en este relato. A no dudar son retazos de la vida de la autora, bien que su vida como madre y esposa ha sido más afortunada que la de Andrea Sachs.

Aquí concluyen sus méritos. Sobre sus desaciertos, la obra cumple a la perfección el dicho de que “nunca segundas partes fueran buenas”.

Antes de iniciar el cahiers de doléances, señalemos que las secuelas son empresas en la que el éxito rara vez acompaña (aunque el autor o autora suelen sanear su cuenta bancaria y tal vez ese sea el objetivo). Para empezar, y como otras muchas novelas, El Diablo viste de Prada concluye con un final previsible y cierra todas las tramas del relato. En segundo lugar, los seguidores constituyen un público muy susceptible y muy difícil de contentar. En tercer lugar, ningún escritor puede redactar una continuación que prosiga lo relatado anteriormente y que, además, armonice con lo que ha escrito y, a la vez, con el guion cinematográfico del mismo. En la saga de Odisea del Espacio, Arthur C. Clarke lo tuvo claro: ante cualquier discrepancia, es la película la que lleva la voz cantante.

¿Existe continuidad entre el Diablo (la novela) y la Venganza?  Pues no. Al final de la primera novela, Andrea (más conocida como Andy) la dejamos bien acogida por su familia y acompañada por su amiga Lily. Ha abandonado el mundo de la moda y sus pompas y se dedica a escribir pequeños artículos y parece que su vida va encarrilarse por las vías del trabajo creativo y del bajo presupuesto. Eso sí, su “arrepentimiento” ha sido tardío e inútil, pues su novio de la toda vida, Alex, no está dispuesto a retomar la relación, por mucho que Andrea lamente su entrega a Miranda Priestly.

En la (pretendida) continuación, la autora va incluyendo reflexiones de la protagonista que permiten enlazar con la obra anterior, pero que también sirven para que se lea como una obra independiente. Pues bien, según estos recuerdos, los padres de Andy se divorcian, su amiga Lily se marcha al otro extremo del país (otorgándonos la razón a los que pensábamos que ese personaje era un peso muerto y que hicieron bien en prescindir de ella en el filme) y la protagonista se queda sola y desamparada. No sabemos para qué se tomó el trabajo de trazar un entorno seguro, que ocupa todo un capítulo, en la primera parte, para tirarlo por la borda en la segunda en un par de párrafos.

Como algunos lectores señalan, este desescombro relativiza la primera novela, que se dice pronto. Andrea solo tenía que aguantar una semana más en Paris y todo el esfuerzo de un año en Runway valdría la pena, pero lo aventó por la borda por estar con su familia, amigos y novio… ¡oh sorpresa! ni amigos, ni familia ni novio se quedaron junto a ella, horrible decepción ¿de que sirvió entonces tanto sacrificio?

Pero aquí hemos venido a defenestrar el segundo libro. Contra todo pronóstico, Andrea pertenece ahora a esa clase alta que tanto parecía detestar. La novela se inicia con su boda con Max Harrison, un acaudalado CEO perteneciente a esa aristocracia norteamericana que logra mantener los activos bancarios durante varias generaciones (aunque los Harrison de la novela han bordeado la bancarrota). En otro sorprendente giro de los acontecimientos, Andrea es co-editora de una revista de papel couché consagrada a los bodorrios de los famosos. La revista se llama The Plunge (Algo así como “La Zambullida” aludiendo a la expresión anglosajona Take the plunge, que se emplea cuando los novios deciden casarse). O sea, que en la primera novela abandona el mundo de las revistas de moda y de su jefa Miranda Priestly y en la segunda se gana la vida como copia de menor formato de todo lo que tanto odiaba (y empleando a escondidas la agenda de su inefable ex jefa).

Ya hemos señalado que la protagonista es co-editora o co-propietaria de la revista. La otra directiva es Emily Charlton, antigua compañera de fatigas en el dichoso despacho de Runway. Si en la primera novela. Andy se lamenta una y otra vez del poco caso que le hace la primera ayudante de Miranda, en la segunda son amigas del alma. Vivir para leer. Una precisión: en la primera novela nunca se indica el apellido de Emily. En la continuación, la autora no se lo inventa, lo coge prestado de la adaptación fílmica.

Lo más inverosímil de todo esto, según la crítica, es la creación de The Plunge, en una década en los que la prensa escrita y las revistas ilustradas se han venido literalmente abajo. No parece creíble que en la primera (o en la segunda) década del siglo XXI en Nueva York saques adelante una revista nueva, de tema frívolo y encima tenga éxito. Puesto que Weisberger vive en la ciudad de los rascacielos y conoce al dedillo el mundo editorial, nadie sabe cómo ha podido ignorar todo esto. Por poco mundo que uno tenga, habrá contemplado en su barrio el cierre y desaparición de kioskos y tiendas de prensa. Perdida (Gone Girl) de Lilian Gish (otro éxito literario con adaptación fílmica) menciona ese colapso de los redactores de magazines neoyorkinos. Y no se molesta en explicarlo, lo da como algo conocido por todos.  Pues Weisberger ha pasado de todo esto, como si la desgracia de muchos de sus compañeros de redacción no le importara.

Miranda Priestly, que ha ascendido en su editorial (otro parecido incómodo con Anne Wintour) pone el punto de mira en The Plunge. Con el apoyo de otros directivos de la empresa planea adquirirla, pagando eso sí, una generosa cifra a las propietarias de la revista. Al final logrará apoderarse de ella y despedir a toda la plantilla, incluida a una cándida Emily Charlton. No manda por la borda a Andrea, pues ella, que temblaba como una hoja sólo al oír el nombre de su ex jefa o futura nueva jefa, ya se había bajado del carro ante de la OPA friendly. Eso sí, la puja se lleva por delante su amistad con Emily y su matrimonio, vamos su vida entera.

En un nuevo salto mortal la obra acaba… no como empezó, que ya sería raro, sino como concluyó la primera, que es demencial: con Andy escribiendo artículos de poca monta y luchando por hacerse un nombre en el circuito literario neoyorquino (sigue sin mencionar que ese mercado está de capa caída). Alex, que viene de otra relación rota, parece el destinado a ocupar, de nuevo, su corazoncito. Eso sí, la protagonista tiene una hija de corta edad de Max y una suma de siete ceros en su cuenta bancaria. Pero que estos detalles no coarten ni corten una bonita historia de amor.

En suma, la novela no cuenta nada o no cuenta nada relevante, un paréntesis, o más bien un meandro en la vida de Andrea Sachs (o Andrea Harrison como ahora la conoce todo el mundo). Su futuro sentimental es otro desacierto, pues Alexander Fineman es de, lejos, el personaje más odiado por todos los seguidores de la saga. Esta figura  también ha sufrido una inusitada metamorfosis: de entregado maestro de primaria en institutos conflictivos (en la primera novela) es ahora profesor de una de las más caras y elitistas escuelas del país. Igual es que como Lauren Weisberger subió como la espuma, imagina que los demás podemos progresar en nuestras profesiones como cohetes de feria.

  El final ha decepcionado a todos los que le esperaban una continuación del primer y fulgurante relato, pero este desenlace es la conclusión lógica de una cadena de desaciertos. Además, los errores de Weisberger no se limitan a las incongruencias de la trama y al desdibujamiento de los personajes. Repasemos estas pifias, indignas de una autora consagrada.

  El título es engañoso. Promete la reaparición de Miranda y un enfrentamiento (épico) entre ella y Andrea, pero este combate nunca llega, o, mejor dicho, cuando va a llegar, la protagonista prefiere retirarse de la circulación. Se relatan cuatro o cinco encuentros o desencuentros entre Miranda, Andrea y Emily y eso es todo. Puesto que la tiránica jefa afirma no acordarse de ellas cuando fueron sus ayudantes (o ayudantas) y estas tampoco planean ninguna revancha, el título y el subtítulo quedan a la altura de un titular del Pronto. ¿Venganza? ¿cuál venganza? ¿regreso del Diablo? ¿qué regreso?

   El comienzo es otra decepción. El relato de un sueño que es de todo menos un sueño, una vuelta engañosa al universo de la primera novela que no convence a nadie. Eso sí, revela el carácter de Andrea que permanecerá inalterable a lo largo de todo el relato (contraviniendo la preceptiva literaria). La chica indomable y voluntariosa de la primera parte es ahora un ser irresoluto, con una obsesión por Miranda Priestly de las de hacerse ver por un especialista. A ver, que ya han pasado diez años y que todos hemos tenidos jefes (y jefas insoportables).

 Un último desengaño: La narración cambia de primera persona (contada por Andrea) a tercera persona lo que hace que en el libro se vuelva distante y más aburrida. Puesto que la autora sigue centrada en las peripecias y en los procesos mentales de la señora Sachs-Harrison, no entendemos las razones del cambio. Otro error de principiante. Otra decisión precipitada. Otro escalón que contribuye a quemar a la protagonista, a convertirla en un ser antipático.

 No sabemos como habrá reaccionado Weisberger ante este varapalo de la crítica. Una vez más, añadimos que, si bien no habrá vuelto a las cimas del éxito, su cuenta bancaria no habrá dejado de engordar. Lo cierto es que en el 2018 siguió con la saga publicando una nueva obra, centrada esta vez en Emily Charlton. Se titula When Life Gives You Lululemons. No está traducido al castellano, ni creo que se vierta nunca a la lengua de Cervantes.

Por su parte, los productores de la película piensan en realizar una segunda parte, contando con la colaboración de Meryl Streep (Miranda), Emily Blunt (Emily Charlton) y Stanley Tucci (Nigel). A Anne Hathaway (Andrea Sachs) ni está ni se le espera. Evidentemente, la obra que reseñamos no será tomada como modelo a no ser como mal ejemplo. De hecho, no se cuenta para nada con Lauren Weisberger (que una vez más dulcificará sus fracasos con otro sustancioso engorde bancario). La trama, según nos ha sido anticipada, parece dirigida contra la autora: Miranda tendrá que abandonar su insolencia y buscar ayuda ante el bajón de ventas de la revista.


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