Establecidos desde aquellos tiempos míticos
en que Lola Roldán organizaba la biblioteca, el pequeño ejército de alumnos
colaboradores de la biblioteca se ha ido renovando desde entonces y ha acabado
por convertirse en una de sus señas de identidad. Como la guardia real de los
aqueménidas su reemplazo es tan inmediato que se produce la ilusión de que
permanecen para siempre. Y como los soldados persas, también han acabado por
convertirse en un cuerpo de élite en el que refulgen nuestros mejores lectores.
Las restricciones del COVID impidieron que
fueran convocados en los cursos 2020-2021 y 2021 – 2022. Pero en el curso
anterior ya se pudo restablecer su ejercicio. En el presente año académico la
avalancha de voluntarios ha superado todas las previsiones. Hemos tenido que
recurrir a un proceso de selección y hasta hemos establecido un grupo de reserva.
En principio, los ayudantes de Biblioteca se
reclutan del primer ciclo de la ESO. La estimación que los alumnos de este nivel
muestran por los libros y la biblioteca se debe, en gran medida, a la
fructífera labor de animación a la lectura desarrollada en los colegios de Écija.
Desde aquí queremos hacerlo notar y agradecerlo, pues nos facilita enormemente esta
labor de selección y otras muchas tareas.
Una
biblioteca escolar más que un modelo de continuidad es un paradigma de sucesión
a partir de pequeños y continuos cambios, evidencia que ya hemos demostrado más
de una vez. No escapa a estas modificaciones nuestro listado de ayudantes, por
lo que señalamos que no podemos garantizar su vigencia.
Este es el listado actualizado de alumnos
ordenados por cursos:
1.º de ESO “A”
Daniela Alé
Úbeda
Elena Cano Luque
Nerea Reina Tejada
Jesús Javier Rodríguez Gutiérrez
1.º de ESO “A”
Sofía Carrasco
1.º de ESO “D”
Ángela Lozano Rodríguez
1.º de ESO “E”
Diego Beret Skaloudova
Daniel Candel López
Domingo Núñez Muñoz
Abril Pastrana Ortega
Pablo Rojo Rabadán
Marta Rodríguez Hedrera
Daniela Romero Rosa
2.º de ESO “A”
José Ramón Aguilar
2.º de ESO “B”
Ángel Carmona Morillo
María Moral
Sánchez
Adrián
Rodríguez
Emilio Rubio
Cano
Alba
Villaécija
Se procura que coincidan en el mismo día
compañeros y/o amigos para que puedan realizar su trabajo de forma más cómoda.
Por ello, la asignación de días para su servicio
es una tarea que resulta más compleja de lo que pueda parecer. En el momento de
escribir estas líneas el reparto es el siguiente:
Los Ayudantes de Biblioteca no son los únicos
alumnos colaboradores de nuestra institución. Existen un sinnúmero de tareas
para las que se necesita la dedicación de otros alumnos. Hablamos de colocar carteles y avisos (y también
retirarlos), transformar la biblioteca para algunas celebraciones y para volverla
a quedar como estaba. No olvidemos la participación como figurantes en las efemérides
que lo precisan. Dejamos para el final la ingrata tarea de repartir las
citaciones clase por clase de los alumnos que se demoran en el préstamo,
pierden el carnet de lector y otras incidencias que por tediosas que puedan
parecer señalan que nuestra institución funciona como un reloj.
Por tanto, nuestra Biblioteca posee, como los
ejércitos de la Antigüedad, un ordenado cuerpo de élite, pero también un
conjunto de tropas auxiliares cuyos cometidos resultan de lo más diverso, cuya
organización de mando se manifiesta, cuando menos, confusa y, en definitiva,
cuya descripción escapa a cualquier sistemática. Que su colaboración resulte
ocasional señala que, precisamente, su labor es más que oportuna y que a lo
largo de lo que llevamos de año, por poner un ejemplo, su labor ha sido clave
para sacar nuestros proyectos adelantes.
A estas alturas de nuestro discurso la
comparación entre Ayudantes y Colaboradores parece imponerse, pero no la
encontramos pertinente. Los primeros no prestan su tiempo, doblemente valioso,
porque es el tiempo del recreo y los segundos se encuentran disponibles el
resto de la jornada escolar. Ambos nos resultan necesarios y sus labores se
complementan. Únicamente que los primeros gozan de más nombradía que los
segundo, pero para eso los incluimos en esta relación.
Una historia de los segundos, estos Irregulares
de Baker Street sería muy corta, porque pasan por la historia de nuestra
biblioteca sin registro y por tanto sin pena y sin gloria. Lo cierto es que su
fundación antecede a la de los propios Ayudantes, pues antes de poner en marcha
a la Biblioteca hubo que recurrir a una multitud de alumnos para las tareas más
diversas, desde la instalación del cableado al transporte de las estanterías.
Una cosa es segura: ya sea como ayudante, ya
sea como colaborador, el esfuerzo de nuestros alumnos sostiene nuestra
biblioteca y garantiza su futuro.
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