El pasado 12 de mayo (jueves) el jurado del
Certamen Literario “Nulla Dies sine Linea” emitió su veredicto:
En la modalidad de Poesía la obra ganadora ha
sido La Flor de la alumna de 1º de ESO «A» Sara Carmona Torres.
En la modalidad de Relato la obra ganadora ha
sido Ghost Town de la alumna de 4º de ESO «B» Alejandra Perea Jiménez.
Los premios de este certamen se otorgarán en
el acto final de curso de entrega de distinciones de los distintos
departamentos, pero creemos que triunfar en la competición más antigua y
prestigiosa de nuestra biblioteca, bien merecen la foto que reproducimos. Posan
con las ganadoras Feli, en representación del jurado, y el alumno Daniel Pavón
Gómez, como maestro de ceremonias. Es la última incorporación a la sombría
galería de personajes de nuestra biblioteca, donde es conocido como El
Premiador.
Desde aquí queremos felicitar a las alumnas
triunfadoras por el talento demostrado en sus producciones literarias, obras
bien construidas y planteadas con una seriedad impropia en unas autoras en edad
escolar.
Lamentablemente, esto es lo único bueno que
podemos anotar del Certamen Literario de este curso. Las categorías de
microrrelato y cómic han quedado desiertas y en las otras dos, poesía y relato,
el número de participantes ha sido mínimo, el más exiguo que se recuerda.
Lejos han quedado los años en que se
convocaban las categorías en dos niveles distintos (secundaria y bachillerato)
o incluso se imponía recurrir a la figura de la mención especial para premiar a
tanto alumno talentoso.
Naturalmente la creatividad no puede
planificarse y tiene sus años de vacas gruesas y sus años de espigas marchitas.
Pero los miembros del jurado y todos los demás que trabajamos en biblioteca
atribuimos este descenso a los rigores de la época que nos ha tocado
vivir. No puede olvidarse el tiempo en
que nuestra biblioteca ha permanecido cerrada, seguido de otro en el que estaba
sólo accesible para el préstamo. Cuando los alumnos pudieron acceder en el
recreo o en horas sueltas se encontraron con que la capacidad estaba reducida a
la mitad. Y en esas estamos.
El cahier de doléances recoge, por desgracia, más ausencias: la renuncia a actividades de animación lectora como el cementerio de los libros olvidados, la falta clamorosa de los ayudantes de biblioteca… En suma, la biblioteca con su quehacer diario y su serie de actividades desarrolladas a lo largo del año fomenta la lectura, pero también anima la escritura y esa fusión de dibujo e historia que llamamos cómic. Y esta es una labor paciente, desarrollada a lo largo de años. No es casualidad que el mejor año del Certamen fuera 2019 y que en esta ocasión destacase la participación de bachillerato.
En este agridulce balance no podemos dejar de
agradecer la atención y el cariño que han ido mostrando los distintos equipos
directivos hacia nuestra biblioteca y que se materializa en una aportación
generosa de recursos materiales y, infinitamente más valiosos, recursos
humanos. Pocos centros escolares pueden presentar una librería como la nuestra
abierta todos los días de la jornada escolar y a horario completo. Que este
logro se haya podido mantener en los rigores de los dos últimos años revela una
apuesta decidida por la cultura y la creatividad que no podemos silenciar.
Con este respaldo preferimos juzgar el
presente curso no como un período baldío para el talento de nuestros alumnos,
sino como el reinicio de nuestras actividades de fomento de la lectoescritura,
labor de la que ya señalamos exige tiempo y continuidad. No dudamos que cuando
podamos volver a las condiciones de las que gozamos en 2019 podremos repetir la
excelencia de sus resultados.
Pero dejemos las reflexiones sobre el pasado
y el futuro y pasemos a ese gozoso presente que es el talento de nuestras
alumnas escritoras.
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MI FLOR
¿Dónde estará mi flor?
Que ya no florece
¿Dónde estará ella?
Que mi paciencia ya carece
¿Dónde estará mi flor?
Con la que ya no amanece
¿Dónde estará ella?
Si no nada entre los peces
¿Dónde estará mi flor?
Tal vez, comiendo nueces
¿Dónde estará ella…?
Sara Carmona Torres.
GHOST TOWN
Pensaba que mi día no podría ir a peor hasta
que…
Otra vez de camino a mi casa. Siempre pasaba
bastante tiempo en la biblioteca, leyendo los libros que más me gustaban, aunque
siempre dentro de los límites que me había dicho mi madre, pero esta vez era
diferente… Había perdido la noción del tiempo, hasta el anochecer, cuando la
señora encargada de cerrar la biblioteca me llamó golpeándome en el hombro y
sacándome de mis ensoñaciones.
-Muchacho, estamos a punto de cerrar -dijo
una señora de pelo blanco y tez blanca.
- ¿Qué hora es? - Dije casi cayéndome de mi
silla por pasar tanto tiempo sentado.
-Hijo mío, ya son casi las nueve de la noche,
no quería decirte nada porque estabas tan absorto y me daba pena llamarte la
atención - farfulló con las llaves en la mano.
Yo la miré compasivo y le di una enorme
sonrisa, antes de pensar en lo siguiente.
-Dios, mi madre me va a matar…-murmuré- ¡Hasta
luego, señora, la veré el lunes!- Entonces, salí corriendo de allí recordando
lo que dijo mi madre sobre las noches en este pueblo y lo peligrosas que son.
Me dispuse a caminar hacia mi casa con mis
auriculares puestos, escuchando una canción de Green day. Di unos pasos cuando,
un fuerte sonido hizo que me parara en seco. Con cuidado, me acerqué hacia ese
sonido, cuya procedencia era un callejón, y lo que vi allí me dejó atónito.
Un asesinato. Observé cómo aquel hombre
disparaba una y otra, y otra vez a su víctima… Hice mi mayor esfuerzo para no
gritar y decidí retroceder en silencio, pero aquello no pareció funcionar muy
bien, puesto que me choqué con un contenedor que hizo mucho ruido justo en el
momento en que ese hombre giró su cabeza para mirarme. Sentí el pánico y corrí,
corrí tan rápido como pude. Intenté sacar el teléfono para marcar a la policía,
pero al ir corriendo, todo se dificultaba y eso hizo que mi móvil cayera al suelo.
Ni siquiera miré hacia atrás ya que escuchaba al hombre correr detrás de mí.
Llegué a la entrada del bosque y me adentré
hacia lo más profundo, sin saber qué sería de mí. Cuando por fin dejé de
escuchar los pasos me detuve y observé a mi alrededor, sin ninguna idea de
dónde estaba y sin orientación alguna. De repente, escuché un ruido, me asusté
y me encogí en el suelo temiendo que el asesino me hubiera encontrado. Escuché esos
pasos andando cada vez más cerca, pero había algo extraño en ellos, no parecían
de humanos, eran más como un animal… Algo se rozó a mi lado y yo me asusté, por
lo que “eso” que me había asustado dio un brinco. En ese momento levanté mi
cabeza para ver a un gato blanco con unos ojos azules profundos, era como si me
hipnotizara, como si quisiera decirme algo, el gato se movió y empezó a caminar
y por inercia lo hice yo también, cuando me quise dar cuenta estaba siguiendo a
ese pequeño gato. Fue entonces cuando el gato se paró de golpe y pude ver un
pequeño camino, ¿había sido el gato quien me guio hasta ese sendero? No podía
saberlo, así que como un pequeño agradecimiento le di unas caricias en la
cabeza y susurré “Gracias…”.
Anduve tranquilamente por ese sendero, con un
constante sentimiento de paz y tranquilidad; una tranquilidad extraña, una
sensación que nunca había sentido en mi vida… Era raro, muy raro de hecho ¿Era
este camino tan corto? Hace un minuto juraba estar al principio del sendero y
jurar ver bosque delante de mí todo el tiempo.
Casi me choco con algo, cuando me detuve a
contemplar qué era, me quedé incrédulo…
-Bienvenido al pueblo… ¿fantasma? - Dije con
cierto tono de burla, ¿era una broma?
Deseché todas las dudas de mi mente cuando un
chico bastante energético se acercó a mí. En cuanto a su aspecto, parecía
sacado de un cuento de mitología griega: era alto, bastante guapo, a decir
verdad, y parecía ser muy atlético. Tenía el pelo castaño y unos ojos verdes
bastante profundos, llevaba puesta una ropa muy rara, como la de mi libro de
guerreros griegos, quizá estaba disfrazado, quién sabe.
- ¡Hola! ¿Quién eres? Nunca te había visto
por aquí ¿eres extranjero? - dijo curioso y mirándome de arriba abajo.
-Haces muchas preguntas Co ¿no ves que
asustas al chico? -una niña muy sofisticada con ropas antiguas y lujosas se nos
acercó a un costado.
-Mary, te he dicho un millón de veces que me
llamo Collin, no Co, suena a nombre de perro- el chico hace pucheros a lo que
me río por lo bajo, es entonces cuando los dos me miran.
- ¡Ay! perdónenme, qué descortés de mi parte
soy, Alex ¿Podrían explicarme qué es este lugar y qué hago aquí? - Dije
inspeccionando el cartel de cerca, parecía bastante viejo.
-Como podrás leer en el cartel, estás frente
a un pueblo fantasma, he visto tu cara un par de veces y déjame decirte que no,
no es una broma, si quieres verlo por ti mismo ven, acompáñanos a Co y a mí. -
Dicho eso, la niña se adentró a aquel pueblo y yo la seguí, maravillado por
aquel pueblo.
Diría que he viajado mucho y visitado muchos
pueblos, pero puedo asegurar que ninguno se asemeja a este, era magnífico, si
me atreviera a decir las casas eran todas de diferentes estilos de diferentes
épocas, victorianas, barrocas, góticas, romanas... Me maravillaba todo aquel
paisaje, por no decir que estaba todo abarrotado, había tiendas de todo tipo,
era maravilloso. Este pueblo tenía un ambiente peculiar, me daba paz, tranquilidad
y, puede sonar raro, pero me hacía feliz estar en ese lugar.
De repente, nos paramos frente a una casa muy
lujosa y antigua, la chica, Mary, abrió la puerta y entró, seguida de Collin,
que me hizo un gesto para entrar. Al pasar por esa puerta me sorprendió lo
bonito que era todo, era una decoración muy fantasiosa, por así decirlo.
-Perdona, pero… ¿Dónde estamos? - Me atreví a
preguntar cuando me di cuenta de que había seguido a dos extraños a una casa
completamente extraña.
-Esta es mi casa, hemos venido para que veas
con tus propios ojos que este pueblo no es ninguna broma- Dijo Mary cuando nos
adentramos a su cocina.
Me aterré cuando vi que agarraba un
cuchillo…-” Este era mi final.” No sé por qué seguí a dos extraños, qué tonto.
Mientras me repetía en la cabeza lo tonto que era y empezaba a retroceder, Mary
hizo algo repentino.
- ¡Adiós a mi vestido nuevo! - suspiró y vi
cómo se clavó el cuchillo en el vientre.
Cerré los ojos, asustado al pensar que una
persona que había conocido hace media hora se habría suicidado en frente de mis
ojos.
-Abre los ojos. - Dijo Collin y yo negué-
Hazme caso, venga, míralo tú mismo.
Al final le hice caso, abrí los ojos y vaya
que me sorprendí al mirar a la chica y ver que nada salía de esa herida que se
había hecho, me quedé maravillado, aunque un poco fatigado, aunque no saliera
nada de esa herida, seguía ahí.
- ¿Cómo es posible? -Pregunté aún en shock.
-Estamos muertos, no sentimos, no nos
herimos, no nos pueden lastimar más de lo que lo hicieron, nuestra vida llegó a
su fin y aquí estamos- Llevó el cuchillo de vuelta a su sitio y se sentó.
-Wow, relájate, lo vas a asustar más de lo
que está, y bueno, ¿Tú por qué estás aquí? -
Dicho eso, Collin se sentó al lado de Mary
agarrando un bollo de crema por el camino.
-No lo sé. - Y era verdad, no recordaba nada,
no sé cómo llegué ni por qué, solo sabía que no tenía miedo, como si este sitio
fuera familiar para mí- Pero, lo único que sé es que quiero volver, volver a
casa con mamá y mis libros, ustedes ¿sabéis cómo salir?.-
-No, no sabemos, pero creo que alguien que
conozco si sabe, acompáñame, y tú, deja de tragar y vamos- Agarró al chico del
brazo y los seguí.
Llegamos a un torreón viejo y destartalado,
no creo que quien viviera aquí hiciera limpieza por lo que se veía, Collin hizo
una mueca de desagrado y le escuché decir por lo bajo algo como “el chalado”.
-Llegamos, aquí vive Wilbur, el viejo mago
del pueblo, aquí encontrarás respuestas, al fin y al cabo, fue él quien creó el
pueblo- Dijo la chica llamando al timbre.
-No me gusta este señor, está loco y viejo,
y…-
-Con que loco y viejo, ¿no? Hola Mary,
querida, y Collin, sé que no te caigo bien, pero chico, un poco más de
educación no te vendría mal, oh ¿y a quién tenemos aquí? Espera… Sigues vivo,
¿verdad? Ven chico- Dijo pasando dentro, invitándonos a los tres a pasar.
Pasamos uno por uno, esa casa estaba hecha un
desastre, había tubos de ensayos, líquidos extraños e incluso vi una rata por
el sofá. Nos llevó a una biblioteca y dijo que esperásemos allí, este señor era
raro, muy raro, a los minutos volvió con un libro, tenía la cubierta sucia,
pero era bonita, demasiado.
- ¿Qué es? - Pregunté embobado.
-Tu camino a casa, todos los pasos explicados.
- Me pasó el libro y lo ojeé.
-Gracias, pero ¿cómo sabía usted que yo
quería irme a casa?
-Intuición muchacho, ahora venga, te están
esperando, todos están esperándote. - Nos arrastró a la puerta y se metió en su
casa de nuevo.
-Qué raro. - Dije.
-Siempre es así, ¿qué dice el libro? - Dijo
Collin, mostrando interés
Abrí el libro expectante pero solo encontré
una frase: “ten fe”. En ese momento, corrí, corrí al bosque, dejando a Collin y
Mary con la palabra en la boca, teniendo fe, fe de que llegaría al final, al
final de todo.
Llegué, llegué al final, pero ¿Qué final era
ese? Abrí los ojos ante una luz cegadora y me encontré en una sala, blanca, muy
blanca, entró una mujer, con una bata y me dio una pastilla, me la tomé. No sé
por qué, detrás había un policía, que me sacó de esa habitación para llevarme a
otra, allí me dijo…
-Sabemos que fuiste tú quién lo mataste…
Alejandra Perea Jiménez
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La ilustración que encabeza la poesía de Sara Carmona Torres se titula Roses
y procede del álbum de flickr de la inglesa Tanya Kostina. Añadimos el enlace a
su ubicación en la red:
https://www.flickr.com/photos/106705450@N03/39074240270/
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