miércoles, 26 de noviembre de 2008

A M. que ama el mar.



La rutina diaria hay ocasiones en las que se ve sorprendida por acontecimientos diminutos, afortunadamente agradables en su mayoría. La semana pasada, ya no recuerdo el día y ahora eso resulta irrelevante, entró en la Biblioteca J.M. que siempre es bien recibido porque luce una sempiterna sonrisa llena de bondad auténtica. Los hados del Vélez han hecho que nuestras guardias fueran comunes y que compartiéramos charlas y aficiones. Bien, pues en sus manos me traía un libro y una pequeña nota escrita para mí de una amiga a la que no conocía personalmente, pero con la que mantenía una peculiar correspondencia de libros. Es para ella para la que escribo estas palabras de agradecimiento, porque no sólo he disfrutado con el relato de su libro, sino que me he visto reflejada en esa historia (seguro que ella también) y, sobre todo, en el misterio de saberse, de alguna manera extraña, en las inquietudes de una persona de tan pocos años.

El mar, esa metáfora de infinito, de belleza, que está en la búsqueda de algunos -no creas que son tantos porque ya ves cómo se ríen del pequeño protagonista que va en busca de sus sueños- tan presente en tu vida y en la mía. Aunque consuma la vida entera y, al final, se sacrifique tanto esfuerzo por los demás, habrá merecido la pena buscarlo. Seguro que tus padres te tienen preparado para dentro de algunos años un relato, que desde aquí ya te recomiendo, La Odisea. Es la historia de un empeño que también lleva la vida entera del protagonista, pero consigue que nos demos cuenta de que la verdadera historia, el meollo del relato es el viaje, las gentes con las que uno se encuentra y que van enseñándonos a vivir entre su mezquindad o entre su generosa entrega. Fíjate, nuestra ruta ha hecho que nos encontremos las dos, y que yo pueda decirte lo maravillosa que me pareces aunque nunca he oído tu voz, ni visto tu cara. Gracias, Marina, por el regalo de saberte tan buena lectora en tus pocos años y, sobre todo, por la generosidad de acordarte de esta bibliotecaria que a veces se encuentra como el ratón de tu cuento, perdida sin encontrar, ni saber dónde está el mar.

martes, 25 de noviembre de 2008

Por aquí empezamos



Los libros vienen al Vélez y algunos se quedan para siempre. Les abrimos las puertas y fueron nuestros por unos días. Madres, alumnos, profesores, PAS... estuvimos llamados a encontrarnos con ellos. El vestíbulo era distinto. Es verdad que el trabajo fue grande, pero como decían los griegos, "lo hermoso es difícil" siempre, siempre, añado yo.

Por sus gestos lo conoceréis

Se puede ayudar y favorecer en los trabajos de muchas maneras. Todas ellas dignas de los más exultantes elogios, pero cuando una se encuentra con una persona que llega en auxilio en los momentos más apurados y lo hace aderezando lo necesari0 con la búsqueda de la belleza, el favor se convierte en un grato regalo imposible de olvidar.
J.M. trajo el otoño con sus frutos de color a nuestra Feria, y ahí supe que habíamos de triunfar. Era el arco de ramas frescas y olorosas por el que entraba el arte y el adorno al recinto de nuestra modesta Feria del Libro de 2008.
Gracias, paisano.

lunes, 24 de noviembre de 2008

Humildes tesoros

Los días 19, 20 y 21 se ha celebrado en el vestíbulo central del Instituto la Feria del Libro del Vélez. Durante estos días cuatro madres de la AMPA, al mando de su presidenta, Guadalupe García, han estado al frente de la venta de una buena selección de libros a precios razonables.

Llegar allí y disfrutar del ambiente libresco ha sido la recompensa de un trabajo de colaboración de profesores y alumnos digno de los mayores elogios. Desde las naranjas decorativas de J. Manuel Toledo, los ayudantes de Biblioteca de 4º ESO, los profesores bibliotecarios, los demás que se sumaron al trabajo con una magnífica generosidad en su tiempo, Paco, Manolo, Juan, etc, etc..... (se quedan en el tintero muchos que han hecho posible la Feria del Libro). Gracias a todos ellos hemos conseguido que sea un éxito, así la han valorado en los cuestionarios los visitantes. El curso próximo será mucho mejor porque vamos aprendiendo poco a poco.

Los humildes tesoros del mar sembrados en la arena. Belleza efímera, distinta que traen las olas.

martes, 11 de noviembre de 2008

Dedicado a una alumna cansada


Busca, Rocío, en los libros abiertos
la llama de luz que te hurta el mundo.
Y cuando el cansancio y el hastío llamen
a la puerta y al recodo de tu alma,
deja tus manos de niña posarse
en el remanso y el surco de unas letras.

Cada libro es un camino



Siempre he pensado que coger un libro entre las manos y, si puede ser, con la avidez de un buen lector, puede conducir por singulares caminos la imaginación dormida en lo cotidiano. A veces sucede que es el libro el que te ha cogido, y eres un instrumento para dar vida a un fantástico relato, o la voz de un personaje sumergido en una historia, o la inteligencia necesaria para un teorema matemático, físico o filosófico. Por eso, visitar una surtida librería, bien llevada por bibliófilos expertos, amables y pacientes con los visitantes curiosos, puede ser una ocasión placentera no exenta de cierto y adictivo dolor por no poder poseer de inmediato los ansiados títulos que sobrepasan la maltrecha economía de una bibliotecaria escolar.

Estoy pensando en una maravillosa librería donde Ana esparce su trabajo silencioso, mientras Bach nos aleja del ruido del centro de una gran ciudad. Un viejo teatro donde se dejan las cortas horas vespertinas buscando, buscando... A veces se me olvida que, al subir al escenario donde está la poesía, hay tras de mí una larga estela de ansiedades jóvenes guiando mis pasos.

Gracias a la AMPA y a la labor de su presidenta, Guadalupe Victorio, habrá una Feria del Libro. Una buena ocasión para que los alumnos ahorren algo el fin de semana y se premien con unas buenas páginas de lectura. Seguro que podrán aprender de primera mano la tan filosófica máxima de la repetitividad del placer estético.